『Obediencia y sumisión』

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Todavía con los ojos sellados escucho sonidos a su alrededor. Se esforzó para mantener su cabeza hundida en la almohada y volver al sueño, pero la luz que filtraba entre las cortinas agujereó la oscuridad bajo sus párpados y no tuvo más remedio ir despegándolos poco a poco. Cuando se incorporó masajeó su frente con las manos en un vago intento de mitigar el dolor de cabeza.
Caminó hasta la cómoda, con la esperanza de encontrar una muda de ropa entre los cajones, notando que aún llevaba puesto el vestido que le había prestado Angel Dust, aunque quisiera ya no podría seguir usándolo. Sobre el mueble varias bolsas de regalo descansaban con una nota escrita a mano en perfecta cursiva, que encriptaba el siguiente mensaje: "Espero este atuendo sea más de su agrado" aunque no llevaba firma, se hacía una vaga idea de quién podía verse interesado en determinar un estilo para ella.

-Eso...es muy dulce de tu parte- Murmuró, sintiéndose algo halagada por el gesto. Deslizó su mano dentro del paquete para sacar un vestido color bermellón, similar a una camisa, con una falda que se ampliaba por debajo de la cintura y que cubría hasta las rodillas. ¿Se habría tomado la molestia de elegirlo para ella? Meditó un rato observando la prenda.En otra de las bolsas halló unos zapatos a juego con la prenda, le sorprendió lo perfecto que estos calzaron en sus pies.
Qué impredecible caballero era el demonio de la radio, a pesar de las constantes advertencias que había recibido, estaba intrigada por él. Alastor era una mezcla entre frescura y perspicacia, concentrando características tan atrayentes y peligrosas. Una personalidad magnética, casi como luz para los insectos. Y, en secreto, por un momento se regocijó con la idea de revolotear a su alrededor hasta verlo cortocircuitar. ¿Por qué? Tampoco lo entendía, pero algo intrínseco en ella le incitaba, tal vez estaba en su naturaleza, porque no había terminado en el infierno sin una buena razón.
Luego de alistarse se dirigió escaleras abajo, tenía que agradecerle. Se replanteo su previa seguridad cuando al encontrarlo a mitad del pasillo.
-Lo llevas puesto, debo asumir que mi decisión fue acertada entonces.-observó complacido.
Así que había sido obra suya después de todo.
-Realmente lo fue, te lo agradezco. Es bastante...clásico. -con una sonrisa adornando su rostro dio una vuelta juguetona haciendo que la falda ondease levemente.

-Mojigato si me lo preguntas. -interrumpió un peliblanco. No lo había oído llegar así que su intromisión la descolocó, rompiendo la fugaz idea de cercanía que había tenido con Alastor.

-¡Angel!

-Te lo digo, es un desperdicio ocultar esas piernas.

-Se llama discreción y hace más interesante imaginar qué hay debajo. Es como... una pequeña combinación entre tortura y dominancia.- el demonio de la radio enarco una ceja con cierto desconcierto ante tal idea -Tratarán de saberlo pero deberán convencerte para hacerlo, así los mantienes en raya- Un comportamiento tan desprovisto de pudor era típico de Angel dust pero nunca lo habría esperado de la castaña

-Mira no sigo esos juegos, explícito es mi primer nombre.

-y respeto eso.

-Gracias...

-Creo que la palabra es decencia.- Corrigió refiriéndose al estilo que adoptaba Rebeca en contraste con el de Angel Dust.

-Bueno, es grosero determinar cuánto respeto merece alguien solo por su forma de vestir. Además, el largo de mi falda no determina que quiera más o menos sexo, Alastor.- Lo dijo tan firme y tan segura, el mencionado tuvo que contenerse para que su mandíbula no cayera al suelo presionando los labios en una cruda línea recta.
"¿Desde cuándo te has reconciliado tanto con el libertinaje?" pensó, aún aturdido "Eso no está nada bien".
-Boom.-bromeó el joven arácnido haciendo la mímica de que le explotaba la cabeza.-¿Estás insinuando algo?- río pasándole un brazo por sobre los hombros para presionarla contra su costado con complicidad. Alastor permaneció indemne, enmascarando la mueca de desaprobación y disgusto que deseaba esbozar ante las acciones de Angel. Los observó con ojos fríos y desafiantes esperando que continuase y a su vez deseando que no lo hicieran.-Mira~, alguien está incómodo-canturreo contra el oído de la chica, incitandola a continuar, pero ella estaba sumergida en la profundidad de los iris escarlatas y la oscura aura que comenzaba a envolver a su dueño. Se habían quedado mirándose unos segundos hasta que el silencio creció incómodo y ella solo atinó a encogerse y desviar la mirada, con cierto calor aflorando en sus mejillas.
"Eso es. Eso es más como tú." celebró el pelirrojo.
-¡Oh, pero miren la hora!¿Quién tiene hambre?
Ignorando el previo estado de tensión, dirigió la conversación a un tema más agradable para su gusto. Era casi mediodía, por lo que el desayuno probablemente estaba fuera de discusión. -¿Que opinan de algo de Jambalaya?

-Acabo de llegar del estudio, creo que paso por ahora- Angel bostezo, continuando el camino hacia su cuarto.

.

Nifty se adelantó a preparar la mesa para el almuerzo y en un afán de no poder quedarse quieta decidió ayudarla. Al cruzar la puerta de la cocina se topo con la espalda del hombre danzando sobre la encimera de la cocina mientras tarareaba. . Lo observo conteniendo una risa de ternura, parecía tan absorto en la tarea, disfrutando danzar al son de una receta.
El aire se perfumó con el aroma de diferentes especias transmitiendo lejana calidez de un hogar. Dos platos y el chisporroteo de una fogata.
-¿Espiando, querida?- sin siquiera voltear de y todavía con la ligereza de sus movimientos hipnóticos destilando experiencia en la tarea.
Rebecca se sobresaltó al ser descubierta. "¿Cómo?"
-Tu mirada silente quema mi nuca, es algo inquietante.

-Tu aguda percepción sí que lo es.- se acercó al vajillero para alcanzar algunos vasos.

-¿Quieres probar? Sé que mueres de hambre~
Se preguntó si la sensación de su estómago vacío agujereandole el abdomen desde hacía algún tiempo se había tornado visible o si simplemente era que no existía nada que pudiese ocultar del demonio de la radio.
Al volverse tenía a Alastor a tan solo un paso de su posición, sosteniendo un bocado humeante a la altura de su boca. No era una opción, era una imposición. Y resaltaba su disfrute por someter a otros. Verlos obedecer.
Aunque, Alastor debía admitir, tenía un cierto favoritismo por ver a su dueña acatar sus deseos así estos fueran pequeños y sublimes, existía placer en observarla llevar a cabo sus demandas con pura convicción. Sin dudas, sin cuestionamientos. Si pudiera mantenerla así, si pudiera dirigirla de tal forma hasta las cadenas envolviendo la base de cuello podría...
Volvió en sí tras el éxtasis del momento se había dejado llevar.
Ella suspiró y, sin osar tomar el cubierto entre sus dedos, separó los labios. Casi con resignación dejó que el otro deslizase el tenedor dentro de su boca.
Existió, en esa breve interacción, una confianza ciega (o ingenuidad) al ni siquiera llegar a considerar que el contrario pudiera empujar el utensilio demasiado lejos en su cavidad oral, para pasar a perforar hasta el fondo de su garganta violentamente. Alastor se deleitó un poco con esa idea, mientras retiraba el tenedor vacío.

Observó la expresión de Rebecca iluminarse bajo influencia de los sabores, al inicio incredulidad y luego una completa explosión de luz en sus facciones que derrumbó todo lo que se había planteado en su previa ensoñación.
-¡Es realmente delicioso!- exclamó
"Cómo un cavernícola descubriendo el fuego" se burló, pero ella lo descubría a él y no podía decir que le disgustaba ese tipo de atención. Por supuesto que él era un partido espectacular y con creces y disfrutaba ser halagado como tal.
Estaba habituado a que en general la gran masa del infierno huyera despavorida ante su presencia y los overlord lo tratasen con distante cautela. Nadie lo veía más allá del poder que engendra y no definiría eso como algo exactamente malo. Pero,
de tanto en tanto, extrañaba ser el caballero ideal que no rompe un plato, el depredador encubierto que nadie se esperaba. Y siempre era bienvenida cualquier oportunidad en la que pudiese actuar como tal.
Tal vez esperaría para poder observarla un poco más, para recibir algún cumplido aquí y allá. Para gozar su memoria inmaculada redescubriendo el mundo que la rodeaba y sus genuinas reacciones haciéndolo un lugar digno de admirar.

Attached | Alastor x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora