No sabía si quería traerla de vuelta a sus sentidos o destruirla por completo. Era una lucha constante entre dos polos de sí mismo. Él era un cazador después de todo, admiraba la belleza y fantaseaba corromperla bajo la putrefacción de la muerte. No había discusión contra eso. Podría parecer dejarse llevar en ciertos momentos, pero al final del día el objetivo era solo uno. La odiaba. La resentía. Y haría lo que hiciera falta para hacerla pagar. Nada iba a cambiar eso, no lo permitiría. Ni siquiera con la vieja melancolía de sus mejores días aflorando en su pecho vacío cuando se hundía en sus ojos. Ni el cálido recuerdo de su madre riendo junto a ella con complicidad y pinchando sus mejillas con ternura cuando se le presentó como su futura nuera. Ni siquiera tras años siendo el único apoyo del otro.
El corazón no late después de la muerte, nada alentaba su accionar más que el deseo de venganza inminente. Eso era y sería todo. No la dejaría quedarse con lo único que le quedaba. "Jamás lo permitiría." Renegó Alastor para sus adentros mientras se acercaba a su destino volviendo los pasos más y más lentos.
A diferencia de otros overlord Rebecca no poseía grandes territorios que regir, se conformaba con una modesta construcción en los límites del pentagrama.
El pelirrojo caminó por el terreno desierto con la ligereza y despreocupación que lo caracterizaba, hasta la entrada de una vivienda, cuyo estado de abandono era evidenciado por la maleza del jardín delantero que escalaba acariciando más arriba de los tobillos. Tres escalones de cemento comunicaban al pórtico y dos columnas delgadas sostenían el balcón del piso superior. Puso su mano sobre el picaporte de la puerta principal forzando la cerradura con una de sus garras hasta que el cerrojo crujió y cedió, dándole la bienvenida.
El lugar, olvidado incluso por su dueña, recogía distintos objetos y postales del mundo humano como trofeo. Alastor repasó una superficie barriendo el polvo con sus yemas y encaró las escaleras. Con las paredes abarrotadas de espejos de diferentes tamaños y dentro de cada uno el golpeteo de un demonio encarcelado bajo su poder. Hacía eso a menudo, no toleraba la insolencia, la prepotencia, así que con el tiempo había acabado con un arsenal de almas decorando los pasillos.
Y como prometieron un día, el hombre recordó.-Lo mío es tuyo...y lo tuyo es mío.
Pero no te preocupes, me aseguraré de que tus desdichados pecadores encuentren su camino hacia ti otra vez- extendió los brazos a los lados de su cuerpo y con un aura verde emanando desde las mangas de su abrigo, tentáculos negros emergieron de su espalda rompiendo en pedazos todas y cada una de las jaulas de cristal. Río mientras observaba a los esperpentos huir de la escena en busca de quien los había encapsulado.
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-Allí-señaló la casa de los espejos con cierta expectativa.
-Si tú lo dices...- dijo Angel encogiéndose de hombros. No había fila, así que Rebecca corrió dentro en cuanto tuvo su consentimiento. -Hey...- extendió la mano tratando de detenerla pero la castaña ya se había perdido en las sombras que envolvían la entrada.
El arácnido siguió sus pasos esperando encontrar su casual reflejo al entrar al lugar, pero todo estaba tan oscuro que apenas podía vislumbrar sus manos. -¿Y la luz?- extendió un brazo para ir tanteando su entorno y avanzar evitando golpearse. -No hay duda de por qué nadie quiere entrar aquí...
Rebecca avanzó entre la penumbra, guiada únicamente por su instinto. Un destello cruzó el rabillo del ojo y ella se giró para atraparlo, pero en cuanto sus dedos chocaron con el vidrio frío se dió cuenta de que este estaba dentro del espejo y en ese momento, bajo su tacto, decenas de pares de ojos se abrieron del otro lado.
"Tú nos hiciste esto." Un estruendo de voces vibró entre los cristales.
-¿Lo hice?
"Tú nos encapsulaste en el olvido."
"Un lugar en el que no existe el tiempo."
"Tú nos encerraste en el espejo"
Ella cubrió sus oídos, mientras la ferocidad de los alaridos crecía hasta aturdirla.
-¿Cómo puede...?
Su mente era ajena a los asuntos de los que se la acusaba. Se sintió abrumada de pronto, abordada por preguntas y acusaciones y sumida en la confusión de su estado.
Retrocedió hasta chocar con un contorno suave, una figura negra que descendió unos largos dedos en forma escalonada sobre sus hombros envolviendo su contorno en un agarre firme; obligándola a permanecer. Se volvió para verla, la sombra sonriente de una silueta conocida. Los cuernos más marcados que de costumbre y los ojos vacíos brillando en un verde espectral.
-¿A-Al...?
Sabía la respuesta, pero en cuanto quiso evocarla la oscuridad se volcó sobre ella y de pronto eso fue todo lo que ocupó todo su campo de visión. Perdió la consciencia al son de los estallidos de los cristales a su alrededor y algunos alaridos de los seres que previamente la habían observado.
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Attached | Alastor x OC
FanfictionElla es su dueña, pero no lo recuerda. Él piensa piensa aprovecharse de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno. Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que r...
