ℂharlie había dado con la pobre alma en su camino al hotel, mientras volvía con las compras. Su estado de inconsciencia y la tenebrosa idea de que alguien pudiera aprovecharse de ello no le permitieron dejarla allí a su suerte. Así que la llevó consigo, con ayuda de Vaggie quien aceptó su petición a regañadientes.
—¿Así que ahora nos dedicamos a secuestrar demonios para su redención? — comentó Angel desde la barra en cuanto la princesa del infierno acabó de informarles lo sucedido la noche anterior.
—Sencillamente adorable — rió el demonio de la radio, deleitándose con solo pensar confusión apoderándose del nuevo huésped cuando éste recobrara la consciencia. No podía esperar para presenciarlo —Y qué mejor idea que uno de los principales anfitriones le de la bienvenida.
—Bueno...—la sonrisa de la rubia se tensó —tratemos de no abrumarla todavía...— Quiso detenerlo, pero él ya se encontraba de camino al primer piso, Charlie se detuvo al pie de la escalera.
—Tonterías, estoy seguro que moriría por una explicación. O algo ciertamente mejor— murmuró esto último con un tono más oscuro.
—¡Alastor sin contratos!— demandó sonando más ruda de lo que había pretendido —...Por favor
—¿Por quién me tomas? Jamás me aprovecharía de una criatura indefensa...a menos que ésta se muestre dispuesta claro está.
—¡Aun así considero que es mejor no presionar!
—Tonterías, linda... seré encantador.
La más baja suspiró rendida, sabía que no había manera de persuadirlo, así que lo dejó ir. El mayor siempre lograba cumplir su cometido, Charlie deseó desde el fondo de su corazón que él destinase sus esfuerzos a convencerla de quedarse.
Un aura extraña parecía emanar del cuarto, abrazando su cuerpo en un escalofrío. Hacía tanto que no sentía algo similar, las garras del invierno acariciando su nuca, deslizando los dedos hasta su espalda baja. Envolviéndolo en una desagradable sensación de debilidad. Fuera lo que fuese a encontrar del otro lado se había hecho a la idea de que no le caería en gracia.
Deslizó su cuerpo con ligereza hacia el interior de la habitación, cerrando la puerta tras de sí y allí la encontró.
Creyó que nunca volvería a ver esos ojos grises presagios del caos y el inexplicable agujero negro que conformaban sus pupilas. Sin embargo ahí estaban. Y era casi divertido pensar como la envoltura de los demonios permanecía inmutable sin importar cuántos años pasasen. Sus facciones aún seguían evocando el mismo esperpento que lo abordó recién llegado al infierno, cuando ella se le apareció para reclamar lo que le correspondía: su alma y su eterna lealtad. Un gran contraste con lo que había experimentado en su primer encuentro cuando Alastor aún estaba con vida.
Ella fue siempre un demonio codicioso y él no dudó en acatar sus demandas. Al inicio fueron pequeñas tareas a cambio de cierto poder. Ella fantaseaba con conocer el mundo de los humanos y él requería de ciertas facilidades para seguir cometiendo sus crímenes impunemente.
Hasta que un día simplemente lo soltó:—Alastor.
—¿Mmh?— canturreo, sin mirar, conocía perfectamente el timbre de su voz.
—Quiero encarnar a un humano— Si llamar su atención era lo que estaba buscando, ahora de verdad había logrado su cometido. El castaño se volvió hacía ella sin decir una palabra. La imagen espectral emanaba del antiguo espejo en el tocador de su madre, solo la mitad de un rostro asomaba, como si el resto no pudiese manifestarse. No aún.
—¿Podrías cazar una joven para mí?
"¿Posesión?" se preguntó todavía esperando saber qué pretendía ofrecerle a cambio. Enarco una ceja.
—Pronto has de casarte con una hermosa e ingenua joven —insinuó trayendo a colación aquello que pretendía ignorar tanto como le fuera posible. No le disgustaba la idea de desposar a una mujer, sino todo lo que ello acarreaba. —No desearás que alguien que poco entiende de tus aficiones se halle juzgando y siguiendo de cerca tus pasos. Ni hablar de las presiones que exige el matrimonio. Es una tragedia que alguien deba verse atado a tales mandatos, cuando apenas ha llegado a la floración de su vida— Debió haberse visto más interesado de lo que pretendía pues la otra continúo: —. Una bella muchacha perderá su camino está noche. La fase lunar es perfecta para la ocasión. Es una chance irrepetible, Alastor puedes imaginar...— La emoción en su voz le pareció por escasos segundos tan inocente, ilusionada —Ofréceme a tu futura prometida y la haré perfecta.— Casi desesperada, pero totalmente consumida por su idea —Realmente deseo ver el mundo con mis propios ojos, quiero saber a qué huelen los jazmines y las rosas...Alastor, quiero vivir — Suplicó posando unos dedos famélicos sobre el cristal como si osara tocarlo.
Alastor camino hacia el tocador, haciendo coincidir sus yemas con las ajenas, separados solo por la gelidez del cristal —Otorgame esto y lo tendrás todo...¿Lo harías?
"¿Matarías por mí?"
El súbito oscurecimiento de su tono, casi hipnótico, embriagante. Todavía podía oírlo con la misma claridad. Y mentiría si dijera que no fue aquello lo que lo convenció.
Sacudió de su mente esos pensamientos sin propósito, todavía armado con su sonrisa que sostenía siempre y sin falta como un escudo protector.
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Attached | Alastor x OC
FanficElla es su dueña pero no lo recuerda Él piensa tomar ventaja de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno.Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que rodea su c...