La contraria lo miró en inusitado silencio, esperando que dijera algo. Y por primera vez en mucho tiempo, él dudó. Porque no podía ser, pero lo era. Había estado perdida un largo periodo y decidió aparecer sin más, no contenta con eso, se atrevió a instalarse sin previo aviso en su hotel. No es que le debiera explicación alguna, pero una súbita visita con el único objetivo de perturbarle. Era sin duda un plan cínico, ejecutado en una jugada tan impecable, con la que se ganó la simpatía de la princesa del infierno sin siquiera tener que dirigirle la palabra. Pero lo peor de todo era que lo había atrapado desprevenido y eso le enfureció. ¿Cuántos pájaros podía matar de un solo tiro aquel ser despreciable?
—¿Qué tenemos por aquí? Una sorpresa inusual, sin duda— La recibió con los dientes rechinando en su típica sonrisa, la más baja yacía sentada con las sábanas todavía cubriendo sus piernas, —. Bienvenida al Hazbin Hotel, supongo que has oído acerca del nuevo negocio que acarreo por aquí...— La cama completamente lisa, como si hubiera sido tendida con su cuerpo incluido en ella. —¿A qué se debe el honor de tu visita?
Los ojos de la muchacha estudiaron la figura del demonio desde la punta de sus zapatos hasta la coronilla del pelo.
"No luce nada como la chica que me trajo hasta aquí, él parece...maligno, vil."
—Lo... lamento, debo estar algo desorientada ¿Nos conocemos?
Alastor arrugó el entrecejo,forzando sus comisuras a mantener la posición.
"Oh, no te atrevas a actuar tan inocente ahora"
—¿Te confundo con alguien más entonces?
—Eso me temo.
—¿Oh, realmente?— canturreó con sarcasmo implícito, acortando distancia. —Entonces debo recordarte quién es el demonio de la radio. Un afable caballero sin duda, bien conocido en los abismos del infierno, en especial por los overlords.— Con la estática tergiversando las ondas en su voz, sabiendo que nunca le había permitido emplear ese tono. Si ella estaba fingiendo, Alastor iba tantear cuantas faltas por su parte sería capaz de tolerar antes de enfurecer.
La otra solo se encogió bajo la sombra del pelirrojo como un cordero asustado, incapaz de soportar su cercanía. Y solo entonces, él empezó a creer.
—¿Demonios?— susurró con la confusión deformando su rostro.
—Por supuesto ¿O eres humana acaso?— Se sentó en la cama y, como último detonante de sus límites, tomó la mano ajena en la suya, rompiendo las barreras invisibles establecidas entre ellos.
—Qué estúpida pregunta, por supuesto que soy...— por fin reparó en las garras negras de sus dedos con mirada horrorizada.
"Oh, dios de los avernos" Celebró en su cabeza. "¿Qué es ésta bella oportunidad que observó?"
Esa expresión de completa desesperación y miedo. Ese hermoso conjunto de muecas tan exageradamente genuinas y la sensación de superioridad que le otorgaban. Por algunos segundos se dejó consumir por el éxtasis del momento.
—Bueno, bienvenida al infierno, entonces. Soy Alastor, es todo un placer.
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Charlie frotaba las manos contra sus piernas, aún sentada en el sofá por insistencia de Vaggie pero incapaz de controlar la ansiedad que agitaba su cuerpo. Hasta que no pudo soportarlo más —Es todo. —en un salto se puso de pie y anunció: —¡Voy a intervenir!
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—¿Cuál es tu nombre? Asumo que alguna vez tuviste uno— El hombre de abrigo rojo se deslizó hasta la ventana con pasos ligeros y apartó las cortinas de un tirón.
—Yo...—pronunció, pareciendo esforzarse por evocar el recuerdo.
—¡Pero—Interrumpió, tampoco deseaba que hiciese memoria, era mucho más divertido desorientar a un enemigo frente a sus propias narices, tan inocente, tan desgraciada. La falta de identidad la mantenía inmaculada y era suya para bautizar. —...no me importaría otorgarle uno si no lo recuerda!
—...Rebecca.
Todavía de espaldas, miró por encima del hombro con la molestia emanando de él con un sonido de interferencia, que para su suerte logró pasar desapercibido.
"Rebecca la que lleva lazo, aquella que une." Rememoró con rencor las palabras pronunciadas al invocar por primera vez al demonio del espejo. Cómo olvidar tan desagradable etimología, derivado de Rabak que significa atar. Representando el nudo corredizo, nudo para atar animales. Aquel que cuanto más se estira más aprieta aquello que envuelve. Cada tanto volvía a sentirlo con remota irritación todavía colgando de su cuello, el pacto de antaño que lo asfixiaba en impedimentos.
—Significa "conexión y cautivadora", encantador sin duda— Endulzó, volteandose para encararla-Supongo que tendrás muchas preguntas que serán respondidas a su debido tiempo, pero por ahora habiendo recuperado completamente la consciencia ¿Qué te parece conocer al resto? Ellos pueden darte una mano para ubicarte en tiempo y espacio, o ciertamente confundirte más...—El pelirrojo le ofreció una mano para ayudarle a ponerse de pie. Hablaba mucho para su gusto y divagaba más de lo que le gustaría, así que por pura inercia aceptó su invitación.
Sus dedos apenas habían rozado la piel contraría cuando un grito la detuvo en seco: -¡Noo!
Ambos se volvieron hacía la puerta, abierta de par en par, donde las pupilas consternadas de Charlie saltaron de uno al otro.
—Estaba ofreciéndole mi guía, ¡me ofendes!
—¡Sin estrechar manos esta vez!— Se apresuró a entrar para interponerse entre las figuras.
—Bien, si me permiten retomar...ésta enérgica y desconfiada señorita es Charlie Morningstar, la compasiva dama que te encontró.
—¿Te sientes mejor?
—Ciertamente- respondió contagiandose de la sonrisa de la rubia.
—¿Continuamos entonces?—Alastor señaló la puerta, mientras Charlie ofrecía su mano a Rebecca para permitirle ponerse de pie.
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Attached | Alastor x OC
FanfictionElla es su dueña, pero no lo recuerda. Él piensa piensa aprovecharse de ello. Un nuevo huésped llega al hotel sin recuerdo alguno de cómo o cuándo ha caído en el infierno. Alastor sabe quién es, con la misma certeza con la que sabe que la soga que r...
