capitulo 14

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La mañana siguiente llegó con un aire de tensión palpable en la mansión Jeon

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La mañana siguiente llegó con un aire de tensión palpable en la mansión Jeon.

Namjoon estaba preparado para partir, sus maletas ya estaban cargadas en el carruaje, y él se encontraba frente a la gran entrada de la mansión, observando el horizonte con expresión impasible.

Jin observaba desde una esquina, su postura rígida pero su mirada llena de dolor contenida. Sabía que debía despedirse, pero las palabras se sentían atrapadas en su garganta.

Finalmente, tomando una respiración profunda, se acercó con paso firme, aunque su corazón latía con fuerza.

—Joven Namjoon —susurró Jin con la mirada baja, en un tono formal, aunque la cercanía entre ambos lo hacía innecesario.

Namjoon giró lentamente, sus ojos encontrándose con los de Jin. Durante un largo segundo, ninguno de los dos dijo nada.

El silencio entre ellos estaba cargado de una historia que ninguno podía ignorar. Namjoon se acercó un paso, su postura alta y firme, pero con una leve sombra en los ojos.

—¿Vienes a despedirte, Jin? —preguntó, su voz tan controlada como siempre, pero con un tinte de algo que parecía casi... tristeza.

Jin asintió, pero no pudo evitar alzar la vista hacia Namjoon, buscando algún indicio de emoción en su semblante.

Aunque Namjoon intentaba mantener su expresión de frialdad, algo en sus ojos lo traicionaba. Jin lo notó. Había una fisura en la máscara del Alfa.

—No quiero... que te vayas sin saber que... —Jin hizo una pausa, luchando por encontrar las palabras adecuadas.
—. A pesar de todo, espero que encuentres lo que estás buscando allá afuera.

Namjoon lo miró fijamente, sorprendido por la sinceridad en la voz de Jin.

El Alfa apretó los puños, como si estuviera luchando contra algo dentro de sí. Finalmente, dejó escapar un suspiro.

—Nunca fue mi intención hacerte daño, Jin —dijo Namjoon, sus palabras apenas audibles, pero cargadas de una verdad que rara vez mostraba—. Lo que pasó... no sé cómo justificarlo.

Jin sintió una punzada de dolor en el pecho al escuchar aquellas palabras. La herida aún estaba fresca, y aunque Namjoon no lo sabía, cada día que pasaba, Jin revivía ese momento de humillación, la fuerza con la que el Alfa lo había tratado en el pasado.

Pero también había un lado de Jin que siempre había esperado una disculpa o al menos una muestra de remordimiento.

—No espero justificaciones —respondió Jin, con la voz temblorosa—. Solo... solo quiero que recuerdes que somos más que lo que la sociedad nos dicta. Los Omegas... nosotros también sentimos, también sufrimos.

Namjoon cerró los ojos por un breve momento, como si aquellas palabras lo hubieran golpeado con más fuerza de la que esperaba. Cuando volvió a abrirlos, había algo diferente en su mirada.

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