capitulo 15

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Dos Semanas despues

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Dos Semanas despues

Los días sin Jungkook parecían eternos en la mansión Jeon, y el silencio se volvía cada vez más pesado.

Tae, Jin y Soobin sentían la ausencia de Haerin y los días se hacían insoportablemente largos. El vacío que había dejado su madre y el dolor por la partida de Jungkook colgaban en el aire como una niebla que ninguno podía disipar.

—Tae, ve a llevarle el almuerzo a Jimin —dijo Jin, rompiendo el silencio del comedor.

Tae asintió sin decir nada, tomando la bandeja de comida con manos temblorosas. Subió las escaleras lentamente, como si cada paso pesara toneladas. Cuando llegó a la habitación de Jimin, lo encontró, como siempre, escribiendo una carta más para Yoongui.

—Jimin, es la séptima carta que le escribes esta semana —comentó Tae con una mezcla de cansancio y ternura en su voz. Se acercó y, sin previo aviso, le quitó el lápiz de la mano y la carta de la mesa.

—¿Qué haces, Tae? —preguntó Jimin, molesto, mirando a su amigo con el ceño fruncido.

—Vas a comer primero, luego sigues escribiendo —respondió Tae, destapando el plato de comida que había traído.

En ese instante, un olor fuerte le golpeó de repente. Sin poder contener las náuseas, Tae salió corriendo hacia el baño. Se inclinó sobre el lavamanos, pero, para su frustración, no llegó a vomitar. Su cuerpo le estaba jugando una mala pasada.

—Tae, creo que deberías probar la comida —gritó Jimin desde la mesa, disfrutando del plato que Jin había preparado—. Tu hermano cocina riquísimo.

Tae salió del baño, aún con la mano sobre la nariz para evitar el olor que le provocaba malestar, y negó con la cabeza.

—No, gracias. Come tú, yo no quiero —respondió Tae, evitando mirar de nuevo el plato de comida. Salió de la habitación sin esperar más, con el corazón y el estómago revueltos.

Se dirigió entonces al cuarto de Jungkook, ese lugar que ahora parecía vacío sin su presencia.

La ausencia de Jungkook pesaba más que cualquier otra cosa, y el eco de su partida lo seguía a donde fuera.

Tae entró, sintiendo una oleada de nostalgia apoderarse de él. Caminó hasta la cama, donde Jungkook solía dormir, y tomó una de sus almohadas. El aroma de su Alfa aún estaba impregnado en ella, ese olor que le daba consuelo en los peores momentos.

—Te extraño —murmuró Tae entre sollozos, apretando la almohada contra su pecho, como si con eso pudiera aferrarse a la sensación de tenerlo cerca. Las lágrimas comenzaron a caer sin control. Se tumbó en la cama, abrazando la almohada con fuerza, y, en medio de su llanto, el cansancio lo venció.

El sueño lo envolvió lentamente, dejándolo dormir en un refugio momentáneo de sus preocupaciones, aunque el dolor seguía presente, palpitante, en su corazón.

ENTRE CADENAS Y CORONAS 👑 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora