Capítulo 18

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—La trasfusión fue un éxito —di un saltito de alegría y Micah me abrazó con fuerza

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—La trasfusión fue un éxito —di un saltito de alegría y Micah me abrazó con fuerza.

—¿Hay compatibilidad? —Preguntó Joanne y me miró incómoda—. Lo siento, Camilla, no es que desconfíe de ti, pero Cian me pidió que hiciera esa pregunta.

—Lo entiendo —murmuré. Seguía resintiendo a Joanne por razones absurdas, ahora que conocía la verdad sabía que debía disculparme con la mujer de Micah.

—Hay compatibilidad —respondió Alex Cunnington—. Amandine es hija de Lexington. En un par de horas podrás ingresar a la habitación. Amandine despertará y se asustará si no te ve.

—Muchas gracias, Alex —el cirujano me dio un apretón en el hombro—. ¿Brianne seguirá viendo a Dine?

—Me temo que sí, es su especialista de cabecera. Ella no hará nada indebido profesionalmente, debes estar segura de eso. Sin embargo, no puedo asegurar que no sea insidiosa contigo.

—No me preocupa lo que me pueda decir o hacer, me asusta las represalias que puede tomar contra mi hija.

—Cian no permitirá que lastime a su hija.

—Cian no ha estado para su hija en cuatro años, y no lo estoy juzgando. Estoy acostumbrada a que solo seamos ella y yo.

—Cuando Cian saque la cabeza del culo, querrá ser parte de la vida de su hija —me aseguró Micah y Joanne asintió.

Luego de que todos se lanzaran una mirada de advertencia, Alex asintiendo en mi dirección a modo de despedida, nos dejó solos. Micah recibió una llamada y cuando cortó se acercó a nosotras.

—Debo ir al restaurante —anunció. Compartió una mirada cómplice con su mujer y ella asintió—. ¿Te estás hospedando en algún hotel, Camilla?

—No, llegamos directo al hospital.

—Si quieres, puedes ir a descasar a nuestra casa —sonreí agradecida.

—Agradezco la hospitalidad, pero prefiero quedarme aquí. Quiero estar cerca de Dine.

—Si cambias de opinión, nuestra casa está disponible para ti.

—Muchas gracias —miré a Joanne—. A los dos. Por todo. Lamento haber sido una desubicada, Joanne.

—Si no te molesta me quedaré un momento más contigo, no me gustaría que te quedaras sola —comentó Joanne. Sonriendo, Micah se acercó a la pelirroja, murmuró algo para que solo ella lo escuchara y Jo respondió con una sonrisa—. Más tarde, bandido —se besaron y yo aparté la mirada.

—Nos vemos luego —se despidió con un beso en mi frente y luego se fue. No dejé de mirarlo hasta que se perdió por el pasillo, prendada de él. Mi corazón se apretó en mi pecho, y, sin embargo, era feliz por él. Micah todavía generaba un montón de cosas que no nunca he sabido explicar. Estaba enamorada de su lealtad, maravillada con su sonrisa, cautivada por la esperanza que siempre gobernaba sus decisiones. Era un hombre leal que estaba completamente enamorado de su mujer, y en eso también había algo arrebatador.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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