Llegar al hospital en Chelsea fue una bendición.
Allí aún había suministros del tipo de sangre de Amandine, pero seguía siendo insuficiente.
Ahora sabía que la cirujana que llevaría el caso de Amandine era Brianne Quinn.
Aún no hablaba con ella, y necesitaba con urgencia saber cuál era el siguiente paso. Estaba esperando tener la primera conversación con la sanadora para ir al bufete de Cian.
—¿Camilla Dupont?
Me giré en cuanto escuché mi nombre. Una mujer afable me sonreía desde el mesón de recepción del piso del hospital.
—Soy yo.
—La doctora Quinn me pidió que le comentara que la transfusión fue un éxito —respiré aliviada al tiempo que mis ojos se llenaban de lágrimas. Tomé las manos de la enfermera y sonreí.
—Muchas gracias.
—Amandine sigue en un estado crítico. La doctora Quinn saldrá en un momento para darle un estado más detallado sobre su hija. ¿Se pudo comunicar con el padre?
—No todavía, pero sé dónde ubicarlo.
—Eso avanzará mucho las cosas.
—Muchas gracias.
—Puede seguir esperando a la doctora en esta sala. En la sala del frente hay café y té.
—Gracias.
—¿Quedan pacientes, Lily? —Preguntó alguien más.
Miré por encima del hombro de la enfermera y sentí vértigo.
—Te quedan tres, Joanne, pero el más próximo es dentro de treinta minutos.
Esa era la pelirroja que vi con Cian la última vez que lo vi. La mujer de Cian trabajaba en el hospital. No podía creer en mi maldita suerte. Cerré los ojos frustrada, porque no quería destrozar la vida de nadie, ni siquiera la de la pelirroja que no me agradaba.
Con un poco de suerte, Cian le había comentado que tenía una hija y aquello no la sorprendía.
—¿Cunnington necesitará ayuda con algo? —Preguntó Joanne.
—Se fue temprano. Mia tuvo un inconveniente en el colegio y Emily estaba en una reunión.
—¿Y Luke?
—Atendiendo pacientes —la enfermera me miró sonriendo—. En cuanto la doctora Quinn pueda recibirla, la llamaré.
—Gracias —murmuré. Lily, la enfermera, caminó hasta quedar detrás del mesón mientras la pelirroja se apoyaba en él.
—¿Y ella? ¿La puedo ayudar? —Escuché que murmuraba. Me di la vuelta, para no seguir mirando a la mujer.
Hace un año, cuando vi a Cian con Joanne entendí por qué la miraba con tanto amor. La miraba de una manera que a mí nunca me miró, pero eso era comprensible. Joanne era una mujer hermosa, con una carrera prestigiosa y a todas luces exitosa. Joanne era el tipo de mujer por el cual los hombres se giraban para mirar. Ella exudaba misterio, inteligencia, sensualidad, seguridad.
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Todos nuestros momentos
ChickLitCamilla Dupont es una mujer que suele soñar con los pies en la tierra. Sueña con cocinar y con ser amada, anhela con el alma ser una persona feliz y por sobre todo escapar de un pasado que la asusta más que nada en el mundo. Cuando su camino se cru...