El caso se estaba volviendo complicado, por lo mismo, necesitaba un respiro. Decidimos salir a cenar fuera del hotel, sin embargo, a último minuto casi todos prefirieron quedarse. Aline Moreau, una de las abogadas francesas, insistió en salir y terminé aceptando.
La llevé al mismo restaurante de la primera vez, pero casi lamenté cuando no vi a la rubia bonita en recepción.
Nos llevaron a una mesa apartada y allí continuamos hablando del caso y luego pasamos al ámbito personal.
Aline era una mujer guapa, pero mi maldito cuerpo parecía estar en acuerdo con mi estúpido corazón. Por más que me animaba a llevar las cosas a otro punto, mi polla se negaba rotundamente.
Maldita Brianne.
Me disculpé con Aline y me dirigí a los servicios de varones, pero mucho antes de llegar un nubarrón rubio chocó conmigo.
—¡Mierda...!
—¡Oh mon Dieu!
Miré a la mujer que acababa de atropellarme arqueando una ceja.
—Vamos a tener que buscar una nueva manera de encontrarnos, rubia —ella cerró la boca de golpe cuando me miró.
—¡Lo siento mucho! —Apuntó algo detrás de ella—. Vengo retrasada y mi jefe me va a matar cuando no me vea en mi puesto de trabajo —habló tan rápido que agradecí que lo hiciera en inglés—. ¡Merde!
—Señorita Dupont, otra vez retrasada... —comenzó a hablar un tipo demasiado delgado que parecía tenía un palo en el culo.
—Buenas noches, soy Cian Lexington, uno de sus comensales —le ofrecí mi mano y él la estrechó con firmeza.
—Monsieur Lexington, lamento que la señorita Dupont lo esté molestando.
—Claro que no, la señorita Dupont me estaba dando una clase magistral de gastronomía. Quién debería disculparse soy yo por entretenerla hasta el punto de retrasarse en sus labores. De no ser por ella, jamás habría decidido cenar aquí, ni programar mis reuniones con mi firma de abogados en este lugar.
—Nos preocupamos de que nuestros colaboradores sean los mejores, Monsieur Lexington.
—Lo felicito, la señorita Dupont está entre sus mejores colaboradores.
—Muchas gracias, Monsieur Lexington —sonrió la rubia agradecida.
—Un placer, Madeimoselle Dupont.
Con un asentimiento de cabeza continué mi camino hacia los servicios esbozando una sonrisa.
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Todos nuestros momentos
ChickLitCamilla Dupont es una mujer que suele soñar con los pies en la tierra. Sueña con cocinar y con ser amada, anhela con el alma ser una persona feliz y por sobre todo escapar de un pasado que la asusta más que nada en el mundo. Cuando su camino se cru...