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Un mes después de la recuperación de Fernando, una misiva del rey Bermudo II de León llegó al campamento. El mensajero, con una expresión solemne, entregó la carta a Fernando, quien la abrió con manos temblorosas. Al leer las palabras del rey, una sonrisa de alivio y alegría se dibujó en su rostro.

-Isabela, tenemos buenas noticias -dijo Fernando, con voz emocionada.

Isabela, que estaba cerca, se acercó rápidamente, su corazón latiendo con fuerza.

-¿Qué dice la carta? -preguntó, con ansiedad.

-El rey nos ha liberado de la batalla. Podemos regresar al marquesado -respondió Fernando, con una sonrisa radiante.

Isabela sintió una oleada de felicidad y alivio. Sin poder contenerse, abrazó a Fernando con fuerza, sus ojos llenos de lágrimas de alegría.

-¡Gracias a Dios! -exclamó, besando a Fernando con ternura.

Isolda y Martín, que habían estado observando desde la distancia, se acercaron al escuchar la noticia. Sus rostros reflejaban la misma alegría y alivio.

-¡Es una maravillosa noticia, mi señora! -dijo Isolda, con una sonrisa radiante.

-Finalmente podremos regresar a casa -añadió Martín, con voz emocionada.

Fernando, sintiendo una profunda gratitud por el apoyo y la lealtad de Isabela, Isolda y Martín, los abrazó a todos.

-Gracias por estar a mi lado en estos tiempos difíciles. Juntos, hemos superado muchas adversidades, y ahora podemos regresar a nuestro hogar -dijo, con voz firme.

El grupo, lleno de esperanza y alegría, comenzó a preparar su regreso al marquesado. Sabían que aún había desafíos por delante, pero con su amor y su compromiso mutuo, estaban seguros de que podían enfrentarlos juntos.

El viaje de regreso fue largo, pero lleno de momentos de camaradería y reflexión. Al llegar al marquesado, fueron recibidos con alegría por los sirvientes y la gente del lugar, quienes habían estado esperando ansiosamente su regreso.

Fernando e Isabela, más unidos que nunca, se comprometieron a construir un futuro juntos, basado en el amor, la confianza y la fortaleza que habían descubierto en medio de las adversidades. Isolda y Martín, también felices de estar de vuelta, continuaron apoyando a sus señores con lealtad y dedicación.

El destino de todos ellos estaba en juego, pero con su amor y compromiso mutuo, sabían que podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara. Juntos, encontrarían la paz y el amor verdadero que tanto habían buscado.

Una vez que llegaron al marquesado, Isabela y Fernando se retiraron a sus aposentos, donde encontraron el refugio y la intimidad que tanto habían anhelado. Durante días, no salieron de su alcoba, dedicándose por completo el uno al otro. La pasión y el amor que habían descubierto en medio de las adversidades florecieron en su reencuentro.

Fernando, con una ternura y un deseo renovados, tomó a Isabela en sus brazos, explorando cada rincón de su ser. Sus cuerpos se unieron de todas las maneras posibles, cada caricia y cada beso sellando su amor y compromiso mutuo. En esos momentos, el mundo exterior dejó de existir, y solo importaban ellos dos, envueltos en la calidez de su amor.

Isabela, entregada por completo a Fernando, sintió cómo sus corazones latían al unísono, cada encuentro fortaleciendo el vínculo que los unía. La pasión que compartían era intensa, pero también estaba llena de una profunda conexión emocional que los hacía inseparables.

El amor y la pasión que Fernando e Isabela compartían en esos días se convirtieron en la base sólida sobre la cual construirían su futuro juntos. Sabían que, con su amor y compromiso mutuo, podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara y encontrar la paz y la felicidad que tanto habían buscado.

Bound by Fate, Freed by LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora