Nosotros: parte II

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Me tardé en decidir qué escribiría exactamente el día de hoy, ya que aún seguimos en ésta parte que vendría siendo la introducción de la historia, pero hoy no me encuentro en el mejor de los ánimos, y todo porque... lo extraño.
Lo sigo detestando un poco por ésto que ha provocado en mí: la codependencia.

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A partir de aquél momento en el que yo le brindé un camino directo hacia mi alma, se podría decir que sino la de ambos, al menos mi vida cambió por completo.
Se convirtió en mi mejor amigo: aquella persona a la que yo le contaría todo sin mentiras y con total confianza. Poco a poco se introdujo en mi mente y alma hasta tenerme por completo a sus pies. Hey, no tan rápido... aún me quedan detalles por contar.
Disfrutaba mucho hablar con él; parecía siempre tan sincero y me hacía sentir increiblemente cómoda hablando de (literal) cualquier tema. Con él me ocurrió algo que con pocas personas dejo que pase debido a mi carencia de autoestima: fui todo el tiempo, yo misma.
Él empezó a conocer ésta mente tan paranoica, insegura, descuidada, histérica, celosa, y todo lo que soy... lo bueno y lo malo. Y se quedó. Eso fue lo que más me sorprendió, que aún después de haberme conocido completamente no huyó como los demás, al contrario, él me dijo una y otra vez que se quedaría: que no me iba a dejar sola.

Un día, hablábamos de cualquier cosa y de alguna forma llegamos a un tema realmente interesante: sexo.

Específicamente sobre esas necesidades que ambos teníamos y nadie satisfacía.

Voy a ser directa: soy una chica que no se avergüenza al hablar sobre temas como éstos; no "me asusto" o algo por el estilo. Al contrario. Estoy totalmente a favor del sexo por simple placer y sin compromiso.

Di justo en el blanco.

Él por fin había encontrado la chica con la cuál podría hablar sobre sus fantasías, sus deseos y todo eso que tiene que ver con el tema, totalmente seguro de que yo no le diría: "Ay que asco, que cochino, nono, ya no hay que hablar de ésto". Al contrario, lo que escucharía de mí sería: "Ay yo quiero eso, que genial ha de ser, al chile sí que rico". Porque así soy. No, no le estaba coqueteando... no al inicio. Simplemente así soy con todo aquél que tenga mi confianza, pero al parecer ésta seguridad y confianza que yo tenía y la forma en la que hablaba del tema sin vergüenza alguna: le encantó.

Día a día, hablábamos más y más, sobre todo de éste tema.

Pero, glorioso el día en el que me dijo todo lo que me haría...

Diario de una relación a distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora