Samantha:
El fin de semana pasó rápido, y hoy domingo iría otra vez a la casa de Raúl porque mañana tenemos examen y quedamos en estudiar al menos unas horas.
Como la vez pasada, saludé a sus papás y pasamos a su habitación.
No podía evitar sentir una ligera sensación de incomodidad. Después de lo que pasó la otra noche, las cosas entre nosotros estaban un poco tensas, aunque ambos parecíamos dispuestos a dejarlo atrás, al menos por el bien de sus tutorías. Respiré hondo y abrí mis apuntes, intentando concentrarme en lo que realmente importaba: no reprobar.
-¿Listo para empezar? -le pregunté, mirándolo de reojo mientras él jugaba nervioso con su bolígrafo.
-Sí, claro. Gracias por esto, en serio -respondió rápidamente, soltando el bolígrafo y frotándose la nuca-. Sé que me he portado de la mejor manera contigo, pero quiero que sepas que valoro mucho tu ayuda.
Por un momento, consideré decir algo mordaz, algo que lo hiciera sentir lo mismo que me hizo sentir a mí cuando mencionó a Natalia. Pero me detuve. Al final, esto era por mí, no por él. No iba a permitir que sus comentarios me afectaran más.
-Está bien -dije finalmente, tratando de sonar neutral-. Solo vamos a enfocarnos en que entiendas lo que necesitas. Si no te esfuerzas, no hay trato, ¿de acuerdo?
Vi cómo sus hombros se relajaban, claramente aliviado. Al menos él parecía genuinamente arrepentido.
-¡Prometido! -dijo con esa sonrisa que parecía olvidar todo lo que había pasado.
Comenzamos a repasar los conceptos básicos, esos que a Raúl siempre se le complicaban, pero que para mí eran de lo más sencillo. Mientras le explicaba, él seguía atentamente mis palabras, aunque al principio su expresión parecía perdida. Poco a poco, fue conectando las ideas, lo cual me sorprendió.
-¡Ah! Ya entendí -exclamó de repente, golpeando la mesa suavemente con el puño-. ¿Por qué no me lo habían explicado así antes?
No pude evitar sonreír. Era agradable verlo entender algo por fin, después de tantos intentos fallidos.
-Porque los otros no son yo, Raúl. Lo que necesitas es alguien que tenga paciencia contigo -respondí con un toque de ironía, sin dejar de mirarlo.
Raúl levantó la mirada y, por un momento, nuestros ojos se encontraron. Fue una de esas miradas que duró un segundo más de lo necesario, de esas que te hacen sentir una especie de electricidad incómoda. Me apresuré a apartar la vista y volví mi atención al cuaderno.
Seguimos trabajando un rato más, y poco a poco el ambiente comenzó a relajarse. Las bromas ligeras surgían de vez en cuando, y me di cuenta de que, aunque la tensión de la otra noche no había desaparecido por completo, había algo distinto hoy. Raúl estaba haciendo un esfuerzo, y yo... bueno, no podía decir que no estaba disfrutando un poco la dinámica.
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𝗟𝗼𝗰𝗼𝘀- 𝑹𝒂𝒖𝒍 "𝒕𝒂𝒍𝒂" 𝑹𝒂𝒏𝒈𝒆𝒍-
Fanfic⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅ A Samantha le toca ayudar a su compañero Raul a subir sus calificaciones en la universidad, pero ¿quién diría que terminaría enamorándose de él? Lo que comenzó como una simple tutoría se convierte en noches de estudio llenas de risas. ...