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A Samantha le toca ayudar a su compañero Raul a subir sus calificaciones en la universidad, pero ¿quién diría que terminaría enamorándose de él? Lo que comenzó como una simple tutoría se convierte en noches de estudio llenas de risas.
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Samantha:
Caminaba por el salón del profe Luis, de un lado a otro, esperando que Raúl llegara o que el profe necesitara ver a uno de los dos para aclarar los rumores. Y para mi suerte, llegaron los dos.
-Señorita Medina, ¿se encuentra bien? -me miró el profe.
-Sí... no... -moví las manos, tratando de calmarme. -Necesito hablar con los dos.
Raúl me miró por primera vez.
-¿Sobre qué? -preguntó, sin mostrar mucha preocupación.
-El día de ayer escuché unos rumores, de que Raúl le había pedido a Natalia que lo ayudara con sus tutorías. ¿Qué tan cierto es eso?
Anhelaba que dijeran que era falso.
-Es muy cierto -me respondió el profe Luis.
-¿Qué? -miré a Raúl, sorprendida.
-Sí... creo que es lo mejor después de lo que pasó.
-Ah, o sea que prefieres a Natalia antes que hablar de lo que pasó -dije, con algo de molestia.
-Ya hablamos, y tú me dejaste en claro lo que pensabas. Me niego a seguir con las tutorías si tú me ayudas.
-Okey... soy demasiado ajena a esto, saldré un momento para que ustedes hablen -dije, mientras me levantaba.
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-El profe Luis me cae bien -bromeo Santiago intentando aligerar el ambiente.
-Sí, mi maestra ya nos hubiera sacado del salón y nos hubiera dicho que nuestros problemas se arreglan afuera -se burló Regina
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-¿Por qué hiciste eso? -pregunté, con el corazón encogido.
-Por la misma razón que me dijiste que olvidara ese beso. Samantha, te dije que el beso había sido importante para mí, y no importó. Así que eso es lo que estoy haciendo, ya no me va a importar, y para eso debo alejarme de ti. Que cada quien siga con su vida.
Sus palabras me empezaron a doler, y quería llorar, pero todo eso lo había ocasionado yo.
-¿Y tu solución es alejarte de mí? -pregunté, tratando de no dejar ver lo herida que estaba.
-Sí.
-Bien... Espero que Natalia te ayude con tus tutorías -sonreí, de manera falsa. -Suerte con eso.
-Gracias... -respondió, sarcástico, acercándose a la puerta para decirle al profe que ya podía pasar y comenzar la clase, pues ya todos estaban afuera.
Me senté en mi lugar, pensando que podía fingir que todo estaba bien, pero no era así. Ahora él no se sentó a mi lado, se fue al lado de Natalia, y cada vez que tenía alguna duda, le preguntaba a ella e incluso bromeaban. Pablo los miraba con odio, al igual que Tania. Yo solo mantenía la cabeza agachada, y mi cabeza comenzó a dolerme.
-¿Profe? -levanté la voz.
-¿Sí? -me miró el profe.
-¿Puedo ir a la enfermería? -pregunté.
-Claro, ¿todo bien? -todos me miraron.
-¡Sí! Me está doliendo la cabeza. Iré por una pastilla, tantas matemáticas, creo yo -mentí.
-Cierto, claro, ve. No tardes -dijo el profe, sabiendo que mentía. Tomé mi mochila y salí del salón caminando rápido. Fui por la pastilla y pasé al baño para lavarme la cara.
Todo estaba mal.
Escuché que alguien abrió la puerta y entró Natalia.
No soy la favorita de Dios. Todo me está pasando a mí.
-Sam, hola -sonrió.
La ignoré.
-Parece que estás enojada. ¿Todo bien? Espero que no sea por la decisión de Raúl -sonrió, buscando una reacción.
-Para nada, solo no me siento bien -respondí, tratando de mantener la calma.
-Es una lástima. ¿Podrías decirme en qué se quedaron Raúl y tú con lo de las tutorías?
-Pregúntale a él -le dije, seria.
-Ah, okey. Mira, me da gusto saber que Raúl se dio cuenta de cómo eres en realidad.
-Sólo eres una doble cara que solo se preocupa por sí misma. Oh, ¿acaso ya olvidaste lo que pasó en la preparatoria? Eras mi mejor amiga, Samantha.
-¿Ese es tu odio hacia mí? Lo de las olimpiadas solo fue un malentendido.
-Que no quisiste aclarar.
-Claro que sí. Hablé con los maestros y el director, y les dije que ese trabajo no era mío, pero no me creyeron. Y fue cuando tú comenzaste a crear rumores sobre mí.
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-¿Natalia era mejor amiga de mamá? -exclamaron con sorpresa.
-¿Cómo? ¿Cuándo pasó eso? -preguntó uno de ellos.
-Nos conocimos en la secundaria y nos volvimos mejores amigas, pero no duró mucho, por eso... Déjenme continuar -les pedí.
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-Pero aún así me dolió. Yo merecía el primer lugar, y por eso me alegra que Raúl me haya pedido ayuda a mí -sonrió, como si se sintiera ganadora.
-Estás obsesionada. Deberías ir con un psicólogo a curar esas heridas del pasado -le respondí, tranquilamente, sin intención de burlarme. -Te pido perdón, en serio, ¿vale? Merecías el primer lugar y yo el segundo, ¿está bien?
-¿Ya para qué? Si todos saben que tú tienes el primer lugar. Ya no importa. Lo que importa es que Raúl te odia, y yo me voy a encargar de que te odie aún más.
-Esta bien, haz lo que quieras -respondí, levantando los hombros. No iba a dejar que lo que me decía me afectara. Salí de allí y busqué a Pablo y Tania, que estaban en la banca de siempre.
-¿Qué pasó? ¿Estás bien? -me miraron preocupados.
-Sí, todo bien.
-Vimos a Natalia. ¿Te dijo algo? -preguntó Tania.
-Ella no supera lo de las olimpiadas de la preparatoria -les resumí.
-¿Neta? Está mal de la cabeza. Solo fue un malentendido -comentó Pablo.
-Sí, pero para ella fue algo importante. Su infancia fue difícil, y se acompleja con sus calificaciones -les expliqué.
-¿Y Raúl? -me preguntaron.
-Él me odia. Y si quiere que Natalia le ayude, ya me lo dijo -respondí, con un tono triste.
-Tranquila, no durará mucho con Natalia -me intentó animar Tania.
-Si... creo que cometí un error al aceptar esas tutorías. Si no lo hubiera hecho, Raúl y yo ni siquiera nos habríamos hablado, y mucho menos habríamos besado.
-Es tu evento canónico -dijo Tania, encogiéndose de hombros.
-Odio este evento canónico -respondí, con un suspiro resignado.
......
¿Ya van ideando que son "los cortos" que he estado poniendo en los capítulos?