𝘓𝘢 𝘯𝘰𝘣𝘭𝘦𝘻𝘢 𝘺 𝘦𝘭 𝘥𝘰𝘭𝘰𝘳

17

Por parte de Aurora.

Han pasado dos meses y Aurora no podido ver al Soldado del Invierno otra vez.
De vez en cuando Samantha y Steve salían pero como Sam nunca quiere dejar a Aurora la invitaba; pero siempre hacia el mal tercio o eso sentía porque Steve y Sam le decían que era todo lo contrario.

Apesar de esto, Steve y Aurora sentían que algo les seguía faltando, y era obvio, a ella le faltaba esa persona con la que experimento algo y a Steve le faltaba su mejor amigo de toda la vida.

Se mudaron a una casa en renta cerca de la casa de Steve, Steve les ayuda con el gasto de está y con algunas cosas para la comida o lo indispensable.

— Aurora...Aurora, Aurora! — Gritó Samantha mientras colocaba su mano sobre su hombro.

— ¿Mhm?

— ¿Qué pasa? No has comido, ¿sabe muy mal? Es esforcé en preparar las pasta.

— Sabe deliciosa ...solo no tengo hambre Sam.

— Aurora, te la pasas entrenando tus combates raros con Steve desde hace semanas, apenas tocas un puto vaso de agua pero no comes! ¿Qué carajo te pasa? — Samantha vio los ojos cristalizados de Aurora y sin decir nada la abrazo.

— ¿Qué tienes mi niña? — Dijo en susurro mientras acariciaba su cabello.

— No sé cómo está...que come, que hace, donde duerme...le perdí el rastro Sam...— Aurora tapo su rostro con sus manos mientras lloraba en estas.

— Vamos a buscarlo...

— No Aurora, no es como que este por ahí vestido de payaso diciendo "AURORA, AQUÍ ESTOY!"

— Bueno, entonces no estés así, imagina que se mudo de país...debió ser un gran amigo tuyo,no? — La castaña se quedó callada.

— Tomare eso como un si— Dijo Samantha sentándose a comer.

La comida transcurrió tranquila pero con un toque de incomodidad.
En eso Steve llego con una ligera molestia, no se toma ni la decencia de tocar pero siempre siempre que llega tiene que ir a con Samantha, tomarla de la cintura y decir.

— Pensar en ti anima mis días y completa mi corazón...— Dijo Steve besando la frente de Samantha con dulzura.

Aurora no dudo en aclarar su garganta mientras lavaba los trastes— Quién diría que el Capitán América es un oso de peluche.

— Aurora ya hablamos de esto — Dijo Steve sin soltar a Samantha.

— No vienes aquí por mi Steve, lo sé porque estás tenso, y te siento irritado...¿que pasa? — Susurra Samantha acariciando las mejillas de Steve.

¿Que carajo? De la nada todos se volvían tan sensibles o...Aurora todavía no tiene pareja a ese nivel de "ridiculez".

— Vine por Aurora, tiene tanto potencial para ser parte de los nuestros, su intelecto es tan grande y el poder traer la memoria a alguien es simplemente poderoso, la necesitamos.— Dijo Steve soltando con cuidado a Samantha mientras se recargaba en la barra de la cocina.