CAPITULO 13 - UNA ALIANZA INESPERADA

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—Melvin, te presento a Hedda —dije, gesticulando hacia ella mientras entrábamos al departamento.

—¡Oh, así que tú eres la famosa Hedda! —exclamó Melvin, poniéndose en pie de un salto. Su tono era tan único, con ese toque suave y melodioso que lo caracterizaba.

—¡Me encanta tu voz! —dijo Hedda con una sonrisa, casi asombrada.

—¿Verdad que sí? Me lo dicen todo el tiempo. Pero ya basta de mí, ¡cuéntame de ti, querida! —Melvin respondió con una sonrisa coqueta, extendiendo una mano hacia ella como si ya fueran viejos amigos.

En cuestión de minutos, parecía que Melvin y Hedda ya se llevaban mejor que yo con cualquiera de los dos.

—Bueno, Nayel me contó que tienes un sentido del humor encantador —dijo Hedda, dándome una mirada de complicidad.

—¡Ay, pero Nayel es tan modesto cuando se trata de sus amigos! —respondió Melvin, lanzándome una mirada pícara—. Aunque ahora que lo pienso, él es el aburrido de nosotros.

—¿Yo aburrido? —protesté, poniéndome en medio de los dos como si fuera el árbitro de un partido que estaba claramente en mi contra.

—¿Tú? Aburrido, nunca... solo un poquito seco a veces —dijo Hedda, tratando de no reírse.

—¡Seco! Justo la palabra que estaba buscando -Melvin añadió con un gesto dramático, agitando la mano en el aire-. ¿Qué hacemos contigo, Nayel? Creo que necesita un poco de ayuda, ¿no crees, Hedda?

-Totalmente de acuerdo. Quizás deberíamos hacerle un curso intensivo de diversión -dijo Hedda, dándome una sonrisa traviesa.

—¡Exacto! ¡Curso de diversión nivel uno, dirigido por Hedda y Melvin! —exclamó Melvin, casi saltando de entusiasmo.

—¡No, no, no! Esto no es justo, ustedes dos acaban de conocerse y ya están planeando atacarme —protesté, sabiendo que estaba claramente en desventaja.

—Ay, Nayelcito, esto es solo el comienzo —dijo Melvin, guiñándome un ojo mientras ambos reían a mis expensas.

—Sí, prepárate —dijo Hedda, divertida-. Con Melvin y yo de equipo, estás perdido.

—Tremenda alianza inesperada forme aquí.

Los dos estallaron en risas, y no pude evitar reírme también, aunque ya sabía que iba a tener que lidiar con esta "alianza" durante todo el día.

Mientras seguíamos conversando, decidí poner música para mejorar el ambiente, algo que siempre funciona. Justo cuando mi dedo estaba a punto de presionar "play" en mi canción favorita, Melvin intervino.

—¡No, no, no, detente ahí! —dijo, levantando la mano como si estuviera deteniendo una catástrofe—. Si tengo que escuchar "Las locuras mías" de Silvestre una vez más, me voy a volver loco.

—¿Cómo que loco? Es un clásico —protesté, fingiendo estar ofendido.

—¡Sí, un clásico! —dijo Melvin, rodando los ojos con una sonrisa—. ¿Sabes cuántas veces al día me torturas con esa bendita canción, Nayel? ¡Paso todo el día escuchando eso y oyéndote hablar de Hedda!

Hedda soltó una pequeña risa, claramente entretenida.

—¿En serio? ¿Hablas tanto de mí? —preguntó, mirándome con una mezcla de sorpresa y diversión.

—No le hagas caso a este exagerado —dije, tratando de salvarme.

—No sé, parece que me has estado pensando mucho -dijo Hedda, arqueando una ceja mientras reía.

Un collar de pétaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora