CAPITULO 3 - EL CUMPLEAÑOS MENOS ESPERADO

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A medida que se acercaba mi cumpleaños, me sentía agradecido por las personas que tenía en mi vida, aunque la celebración de este evento no fuera una prioridad para mí. La vida universitaria seguía su curso, y cada día aprendía algo nuevo, ya sea de las asignaturas o de las experiencias que compartía con mis compañeros.

Hoy viernes 2 de junio, nos tocó la más sencilla, que era inglés. La verdad es que el inglés se me hacía super sencillo, pero a Xiomara y Ruby no tanto. Especialmente a Ruby, ya que Xiomara tiene un poco más de conocimiento, pero no me gana.

La verdad, me alegra mucho haber sido un chico que solo pasaba metido en la computadora jugando videojuegos, ya que gracias a eso sé inglés. Siempre me tocaba con personas de habla inglesa y me fui acostumbrando a las palabras del idioma hasta poder hablarlo yo mismo.

—Oye, Nayel, ¿por qué no nos ayudaste en inglés? —murmuró Xiomara.

—Si, Nayel, te llamábamos y no nos parabas bola —dijo Ruby.

—Oigan, el profesor tenía clavada la mirada en mí, ¿creen que se me hará fácil? —pregunté, notando las miradas fulminantes de ambas en mí.

—Así nos has de pedir ayuda algún día —Comentó Ruby poniendo cara de que la hubiera traicionado.

—Ya chicas, no creo que les vaya a ir tan mal. Después de todo, este profesor nos dio todo el semestre virtual —les dije, tratando de calmar sus nervios. —Además, nadie saca malo en una materia que la recibe virtual. Si se quedan, es porque son vagas —comenté, tratando de añadir un poco de humor para aliviar la tensión.

—Ojalá así sea —expresó Xiomara, esperanzada.

—Bueno chicas, tengo que irme. Recuerden que tengo un gato que me espera en casa —dije mientras subía a mi bicicleta.

—Adiós Nayel, ve con cuidado —dijo Xiomara.

—Cuídate, Nayel. Salúdame a Garfield —dijo Ruby.

—Por cierto, chicas —mencione frenando mi bicicleta. — el día lunes tráiganme desayuno. No vendré desayunando para ver qué me traen —sonreí antes de irme de nuevo sin darles tiempo para responder.

En el camino de vuelta a casa, encontré a Jared con su novio. Pensé en detenerme a hablarle, ya que su novio había sentido celos de mí hace un tiempo porque pasaba mucho tiempo con Jared. La verdad no entendía por qué se ponía celoso de mí si nos llevábamos muy bien y nuestra relación era simplemente de amistad. En ese tiempo, llamaba mucho a Jared, pero era para chismear, y eso no significaba que pretendiera algo con ella.

La verdad, llegué a pensar que podría ser un buen amigo de Jared, pero las cosas no sucedieron así. Después de ese incidente, decidí mantener distancia por respeto a ella y su relación. Entendía a Cesarino; si alguien fuera así de intenso con mi enamorada, también me sentiría igual. Así que tomé la decisión de alejarme. Pero creo que hablarle así no tendría problema.

¡PIIIIII! —usé el pitido de mi bicicleta para llamar la atención de ambos.

—Hola, Jared —saludé con un beso en la mejilla. —Hola, Cesarino —le di la mano.

—Hola, Nayel. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó Jared, encarando una ceja.

—Quería decirte que el lunes me lleves desayuno. Es que quiero probar tu comida —comenté con una sonrisa.

—Pensé que era algo más urgente —se rió aliviada Jared.

—¿Que me pueda desmayar por no comer toda la mañana un día no es urgente? —bromeé, tratando de agregar un poco de humor a la conversación.

Un collar de pétaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora