Capítulo 71

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Luca, Luca, Luca... Escuchó que lo llamaban mientras dormía.

Oh, ¿es otra vez una pesadilla? Lucas intentó ignorarlo, pero se hizo cada vez más fuerte.

Las terribles pesadillas llegan como si fueran naturales cuando cierra los ojos, atormentando su cuerpo y mente. Si no fuera por la voz de Leon llamándolo en la vida real, no se habría despertado.

Lucas abrió los ojos e instintivamente giró la cabeza. Leon estaba dormido, apretando su mano con fuerza. La piel deslumbrante y el cabello dorado seguían siendo hermosos. Lucas no podía quitarle los ojos de encima y lo miraba como si estuviera poseído.

Fue porque Leon, que estaba sangrando en el sueño, aún no había perdido la conciencia.

Estaría bien mirarlo por un tiempo.

El cálido aliento que fluye entre sus labios, el aroma a madera que llena la habitación y el rubor rojizo que sube. Una apariencia sana y hermosa le calentó el corazón. No queriendo perderse ni un solo detalle, abrió mucho los ojos y lo grabó en su mente, pero Leon de repente abrió los ojos.

Avergonzado por el hecho de haberlo estado espiando en secreto, desvió la mirada, pero Leon, que acababa de despertar, de repente abrazó a Lucas.

—... Su Alteza.

—Luca, Luca...

Era la voz que lo llamaba desesperadamente cuando estaba perdiendo la cabeza. Entonces Lucas no pudo alejar a Leon. No tuvo más remedio que confiar en Leon. La mano de Leon presionando su espalda se hizo cada vez más poderosa.

—¿Cómo puedes dejar que tu cuerpo llegue a este punto?

Su corazón dio un vuelco ante la aguda pregunta. Tenía miedo porque ni siquiera podía adivinar qué y hasta dónde sabía Leon.

—Por un momento, me desmaye. A veces, cuando estoy estresado-

—No mientas. Es por la maldición.

Leon levantó la cabeza por un momento y miró a Lucas a los ojos. Los ojos profundamente hundidos estaban fijos en él, sin siquiera moverse. Su mirada atravesó su pecho como una flecha.

—Luca, han pasado cinco años. Todo ese tiempo te he extrañado. Durante ese tiempo, ¿sabes cuántas veces he estado pensando en ti?

—...

—Puedo decir si estás mintiendo o no. ¿Cómo crees que me siento cuando te veo así?

Lucas no podría decir que en un sueño lo sostuvo en sus brazos y vomitaba sangre, que sentía lo mismo en aquel entonces.

—... No es gran cosa. Es una maldición con la que he vivido toda mi vida. Así como Su Alteza se convierte en un tigre, una vez que te acostumbras, no es tan terrible...

—Estas muy flaco. Más que cuando estuve allí.

Descubrió lo que estaba tratando de ocultar. A pesar de ponerse varias capas de ropa para evitar parecer débil y tratar deliberadamente de aumentar sus músculos, no pudo evitar la mirada de Leon.

—Supongo que es porque hice ejercicio.

No tuve más remedio que decirlo sabiendo que era una excusa que no escucharía. No pudo evitar reírse cuando pensó en ello. Fue realmente sorprendente haber recuperado la energía suficiente para poder reír. Leon también miró la comisura de su boca.

—Aun así, me siento aliviado porque estas sonriendo. Pero Luca...

Leon lo abrazó. Lucas resistió débilmente, pero probablemente porque estaba débil, el fuerte brazo de Leon no se aflojó. Finalmente, cuando se dio por vencido y lo sostuvo en sus brazos, una voz baja llegó a través de su pecho firme.

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