Extra - Capítulo 1

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Leon cerró la cortina. Sólo una pequeña luz de luna brillaba en el dormitorio.

No le gustaba hacerlo en un lugar oscuro, pero no pudo evitarlo porque hace mucho tiempo que no se acostaban. Si quería tener éxito hoy, debía igualar lo mejor posible el estado de ánimo de Lucas.

—Creo que esto es suficiente.

Los ojos de Lucas brillaron en la oscuridad y miró a su alrededor. Y luego suspiró.

—¿Revisaste que los niños estén dormidos?

—Sí, ya deben haberse quedado dormido profundamente porque han agotado su energía durante el día.

Leon miró el rostro de Lucas, el cual todavía no podía dejar de pensar en ellos. Por el borde de sus ojos mira hacia la puerta, sus mejillas rojas y su piel blanca brillando claramente en la oscuridad. Cada vez que lo veía se asombraba, quería correr y abrazarlo de inmediato.

—¿...Qué pasa si se despiertan?

—Tenemos que demostrar que los padres se llevan bien. Cuanto antes, mejor.

Lucas sacudió la cabeza y se tapó con la manta. Leon se acercó a la cama y preguntó en voz baja.

—¿No te gusta?

No lo odiaba. No, tenía muchas ganas de abrazarlo. Sin embargo, el problema era que los niños que se despertaban todo el tiempo buscando a su padre le preocupaba. Leon dijo después de un suspiro.

—Luca, lo he aguantado mucho tiempo.

Sí, ha pasado mucho tiempo. Es tiempo de dejarlo ir.

Lucas se subió al cuerpo de Leon que yacía junto a él. Deslizó sus labios hasta el final de su cuello. Sintió en sus labios los hombros redondeados y la curva del pecho bien definido. Leon exhaló violentamente mientras presionaba su lengua como si contara los huesos de su pecho e intentaba ir más y más hacia abajo.

Mientras el aliento caliente se derramaba sobre la parte superior de la cabeza, el aroma único de la madera llegó profundamente a los pulmones. Sintió que iba a perder la cabeza por culpa de la feromona oscura que no había sentido en mucho tiempo.

Lucas pensó que podía guiar a Leon porque no podría ver bien su hermoso rostro si apagaba las luces. Pero la idea era una ilusión. Cuando apago la luz, todos sus sentidos se volvieron sensibles y sentía que su cuerpo ardía.

Esto es... No puede pedirle que encienda la luz ahora.

Lucas se levantó con una sonrisa abatida. Leon preguntó con ojos inquisitivos.

—¿Qué te pasa? No te ves bien.

—Sé que no sirve de nada apagar las luces.

—¿Por qué? ¿Estas preocupado por los niños? ¿No quieres hacerlo?

—No, más bien todo lo contrario.

Leon entrecerró los ojos y se rió. No puede creer que se esté riendo en lugar de presionar o cuestionarlo en esta situación. Leon también ha cambiado mucho.

Querría saber lo que no sabe, y Lucas interfirió con cada pequeña cosa en su cabeza...

A medida que pasaba el tiempo, la línea entre los dos se hacía más suave y flexible.

Al mirar el rostro pensativo de Lucas, Leon inclinó la cabeza.

—Esa expresión ahora mismo. Es muy obscena. Así que mientras no te importe...

No creía que pueda aguantar más. Leon, que habló como si estuviera escuchando la última palabra, agarró a Lucas por la cintura y lo acostó en la cama. Los ojos más calientes tocaron el cuerpo de Lucas. Leon respiró hondo en el cuello de Lucas.

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