Capítulo 19: Viga, cuerda y una silla, parte 2

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Léi HuāLín rodó los ojos, y bajó la mirada

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Léi HuāLín rodó los ojos, y bajó la mirada. Su cuello estaba recto, mantenía erguida su postura.

— Básicamente eso —suspiró.

La persona que lo acompañaba parpadeó, sonsacado. Su hombro derecho bajó un nivel de altura, denotó su desconcierto.

— ¿Qué? —preguntó. Arrastró la última letra hasta desaparecerla en el aire—. ¿Básicamente qué?

Léi HuāLín no había emitido palabra alguna, lo recordó. Estuvo callado repasando los hechos. Quitó su expresión desentendida. Se refrescó con el abanico.

— Sé que no quisiste beber en año nuevo. También, sé quién remplazó tu bebida por vino. Yo lo vi todo. ¡Pero la hemos pasado bien!, ¿no? No me guardarás rencor por no haberte ayudado en ese entonces, ¿verdad? —Su acompañante colocó una expresión dolorosa y tímida. Léi HuāLín miró de soslayo por la ventana del carruaje. Observó a Yán YǒngZhōng, quien montaba en un caballo; luego, regresó sus ojos a su camarada—. No se lo vayas a decir, porque sin duda me armará un escándalo. —Mordió sus labios. Repuso—: No importa quién te embriagó. La cosa es que Sīkòu Fēng y Léi XuěWēi terminaron en el mismo estado. Empezaré desde allí.

Abrió un recipiente jiàn de laca, el cual estaba decorado con escenas de la naturaleza. Había un racimo de uvas verdes en su interior.

Seleccionó la uva más fresca y perfecta.

— Aquel día Jiùjiu recibió una carta del Emperador DǒuMàn. Esta misiva continuaba otra de las muchas conversaciones por papel o, mejor dicho, debates, que tenían. En esta última, el Señor de Todo no le proponía, sino le ordenaba, casar a DǒuMàn XīngRuò o a DǒuMàn YǎChéng con Léi XuěWēi. Pero sabes que Jiùjiu anda un poco desmedido y redramatico con el tema de nuestra hermosa y pulcra sangre —parloteó irónico—. Esa noche, en la que las Casas Plateadas se vieron amables, Jiùjiu platicaba de este tema con JìngGuāng-Jūn, mientras que nuestras hermanas y hermanos festejaban, comían y la revivían. Léi XuěWēi andaba de chismo, así que se metió en la conversación y armó un escándalo. De alguna forma u otra, tu nombre llegó a su boca. Para ese entonces, tú ya estabas en otra, más allá que aquí. Al oír tu nombre, te sumaste a su comedido coloquio. —Se tocó el cuello de su ropa. Fingió sentirse despreocupado—. Como Léi XuěWēi se quejaba y aseguraba que era injusto, tú dijiste que te casarías con una de ellas para acompañarlo. Sīkòu Fēng no quería quedarse atrás, gritó «yo me caso antes que él». Yo no estaba lo suficientemente cerca, pero Jiùjiu lucía disgustado. JìngGuāng-Jūn le susurró algo, no sé qué. Solo con eso se vio tranquilo. A la mañana siguiente, cuando me mandó a llamar para..., ¡ya sabes cómo es Jiùjiu!, siempre me regaña. ¡Me llamó para regañarme! —se quejó—. Después de decirme lo mío, me dejó en su despacho acomodando las cosas. Allí leí su respuesta.

— ¿Su respuesta?

Léi HuāLín asintió. Meditó unos segundos en silencio. En sus dedos, giró la uva que estaba a punto de comer.

Misticismo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora