— Creo que este joven tiene hambre —habló Viridia, estudiando a Yamagata.
— No tengo —aclaró, monótono. Su estomagó sonó—. Puedo jurar que no tengo.
Zhì Yuè miró la bolsa de galletas linzer. Se preocupó. ¿Ponían comer siquiera una o dos? ¿Cuánto tiempo estarían atrapados en ese lugar? No lo sabía.
«Desde que lo consideré como comida de funeral, su consumo no se ha vuelto impropio, ¿o sí?»
Luego de mover una roca, dijo:
— Si tienes hambre, mejor come una.
Yamagata negó. Se alejó un poco.
— Acéptala —recomendó Viridia.
— No, gracias —repuso.
Viridia estaba sentado en una roca, al frente de Zhì Yuè, entonces se puso de pie y saltó hasta el hombro de Yamagata, quien levantaba unas ramas. Susurró lo más bajo posible:
— Niño, piensa. ¿Crees que Zhì Yuè no tendrá hambre dentro de poco? ¡Recibe la galleta! Come la mitad, y la otra parte guárdala para tu rescatista. Sé agradecido. Él te ha ayudado mucho, ¿sabes? Devuélvele uno de todos los favores que te ha hecho.
— ¿Favores...?
— Sí, sí. ¡Favores! ¡Los favores se devuelven!
«¡De esta forma, yo también podré comer las migajas que caigan al piso!», se endulzó el pequeño insecto. Se dibujó una malévola sonrisa en su rostro, llena de intereses personales y de placeres ocultos.
Después de pensarlo durante unos segundos, Yamagata aceptó la galleta y, ocultándose de Zhì Yuè, envolvió la otra mitad en su ropa y la guardó. Por alguna extraña razón, se sintió raro, como si le robara en secreto.
Pero claro que él no sabía con qué compararlo, así que pensó que era como un sucio mentiroso, una frase que los Kaer empleaban seguido para llamarlo. Y se puso tenso. Caminó inquieto durante largo rato.
Zhì Yuè no entendió lo que ocurría. Observó a Viridia e intuyó que él era el único responsable del cambio de humor de Yamagata.
Viridia ya había terminado de darse un festín con las sobras del enmascarado. Estaba recostado en la roca. Silbaba melódicamente.
Zhì Yuè fingió un error de cálculo y le lanzó algo de tierra. Se volvió como si no hubiera sucedido nada y continuó trabajando.
Una ola de reclamos, por parte de Viridia, acompañó su labor.
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Misticismo Perdido
FantasíaZhi Yue y Kiriya se conocen de una forma poco convencional en Snepden. Tras conectar en algunos asuntos, ambos comparten una larga aventura en la que construyen un camino hacia la felicidad, descubriéndose en medio del caos, la soledad, la tristeza...