Capítulo 10: ¿Abismo?, parte 4

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Zhì Yuè colocó una expresión burlona. Golpeó amistosamente a Lucius con su codo varias veces.

— ¿Me creerías si te dijera que una familia lo tuvo secuestrado diez años de su vida?

— No —negó Lucius, seco y cortante. Empujó a Zhì Yuè lejos. Se volvió hacia Yamagata y repuso—: Si te ha obligado a acompañarlo, tírale una patada y vete.

— ¡Jajaja! ¡Qué gracioso! —expresó Zhì Yuè, irónico. Se arregló su vestimenta—. Nos conocimos en un trabajo. Él no tenía nada que hacer, decidió acompañarme. Eso es todo.

— ¿Cómo confías en cualquiera?

— No es cualquiera.

— Insisto. Si te ha obligado a seguirlo, golpéalo, noquéalo, o lo que sea, y sé libre. —Lucius miró sin querer la contextura de Zhì Yuè. Recordó lo que Dashiell había mencionado—. ¿Has estado en coma? —preguntó de pronto.

— No ¿Por qué?

— Tu cintura no era tan delgada. ¡Aliméntate, desnutrido!

— ¡Deja de insultarme! —se quejó Zhì Yuè— ¿Qué hombre habla sobre la cintura de otro? ¡Es la ropa! ¡Este atuendo me hace ver delgado, eso es todo!

Lucius no estaba acostumbrado a verlo con esas prendas. Aunque ambos conservaran sus rasgos de Ocasip, habían crecido con las costumbres y reglas sociales de Snepden. Que Zhì Yuè vistiera hanfu, siendo miembro adoptivo de los Caelifer, transmitía la idea de que despreciaba a su familia política.

— ¿Qué haces vestido así?

— Mi ropa se malogró en un trabajo. Una familia, ubicada cerca de la frontera, me vistió con las prendas de uno de sus ancestros para bendecirme. No estaba en posición de rechazarlos.

Lucius lo miró extrañado. Eso no tenía sentido. Su ceño se contrajo, aún caminando, preguntaría la razón. No obstante, sus sentidos pronto se enfocaron en otra cosa. Murmuró:

— Silencio...

Viridia se sobresaltó. Se escondió en las ropas de Yamagata, mientras gritaba:

— ¿Qué? ¡¿Por qué?! ¡¡¡¿Vamos a morir?!!!

Lucius volvió a silenciarlos. Realizó un ademan para que todos escucharan atentamente el entorno.

— El dragón está despierto —explicó segundos después—. Ya no está roncando.

Lucius y Zhì Yuè estaban totalmente preparados para luchar. Continuaron bajando por el delgado pasaje de piedra, en el que se toparon con otras rutas e ingresos que se conectaban a los túneles de los otros pasillos.

En el nivel inferior del subterráneo, se construía, con piedras incrustadas, otra cueva rocosa de brillo azulado. La estructura estaba decorada de estalactitas finas y largas, similares a dagas de metal, algunas llegaban al suelo, creando un ambiente misterioso y preventivo. En el centro, se observaba un lago de aguas cristalinas, cuya superficie reflejaba los tonos del techo, sumándosele un toque etéreo a la belleza oculta. Desde la distancia, se apreciaba los múltiples niveles y aperturas, lo que añadían profundidad y vastedad, y se observaba una larga y gigante cola de reptil tendida en el suelo, cuyo cuerpo se encontraba reservado entre otras paredes.

El camino por transitar consistía en un lago de aguas translucidas, no tan profundo, rodeada de cuerpos minerales, irregulares y variados, lleno de facetas angulosas y texturas rugosas, volviéndolo un espacio accidentado, el cual contrastaba con la serenidad del líquido, agregando una sensación de misterio.

— Yamagata, tal vez no lo sepas, así que déjame explicarte —murmuró Viridia al interior de su oreja, lo hizo tan suave que nadie más escuchó—. Los dragones se dividen en dos. Están los Dragones Celestiales y los Dragones de Carne. Un Dragón Celestial, también llamado Dragón C, es hermano de los dioses; sus cuerpos brillan como la escarcha de la noche. Al contrario, un Dragón de Carne, también llamado Dragón K, es un dragón terrestre; algunos dicen que son los primos lejanos de los Dragones C; otros, que son su creación, a su imagen y semejanza, para que convivan con los humanos. En la Guerra Celestial, se narra que los Dragones C convirtieron a los Dragones K en armamento, así que no debería quedar ninguno con vida. Qué este Dragón K esté vivo significa que es un desertor o marginado, lo que lo vuelve un traicionero, o, en el peor de los casos, en el hazmerreír del Manantial Estelar por algo prohibido que cometió.

Misticismo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora