sesenta y uno

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Unos días más tarde, Chenle salió después de mucho tiempo. Fue porque Park Jisung le pidió que fueran a comprar los artículos necesarios antes de ir al centro turístico.

Pensó que irían a comprar a un centro comercial, pero el lugar al que lo llevó Jisung no era un mall, sino una boutique de ropa.

“Seguramente te has vestido mal todo este tiempo. Pensé que podría comprarte unos cuantos atuendos nuevos”.
    
…Quería decirle que había comprado ropa cara con su dinero y que aún tenía algunas prendas en su habitación, pero Chenle se contuvo.

Jisung parecía estar planeando vestir a Chenle con todo tipo de ropa. Desde trajes que no tendría que usar de inmediato hasta zapatos y accesorios, y le pidió que se probara todos los atuendos de la tienda en el momento. Pero eso no fue todo, incluso hizo que le tomarán las medidas de todo su cuerpo.

“Eres de un cutis tan blanco que te ves bien en cualquier cosa. Por cierto, ¿quién es? ¿No me vas a presentar?”

Un hombre que parecía ser el dueño de la tienda, que apenas podía adivinar su edad, le preguntó a Jisung mientras hacía contacto visual con Chenle.

“Esta es la persona a la que estoy protegiendo”.

Respondió Jisung, un tanto aturdido. Chenle pensó que la respuesta era de alguna manera lo que se esperaría de él. Y le pareció apropiado. No eran amantes, pero estaban unidos por un retorcido contrato.

‘¿Pero qué sucederá con los términos del contrato?’

De repente le vino a la mente una cláusula que anticipaba una relación durante el Rut de Jisung. De las tres relaciones sexuales contractuales, sólo una se completó.

“El azul cobalto parece demasiado frívolo, yo creo que este otro color estaría bien”.

Jisung estaba ordenando el traje personalizado de Chenle. Nunca le preguntó si le gustaba o que color prefería, sino que se limitó a encargarlo todo según su propio criterio, que Chenle ya conocía.

Sin embargo, Jisung ha cambiado. Al observar el progreso de las últimas semanas, no tenía más remedio que admitirlo.

Últimamente, Park Jisung ha estado muy dedicado a Chenle. Él mismo cocina y le da la comida, o se queda a su lado durante toda la noche.

Incluso un día, cuando se despertó repentinamente por un sueño, vio a Park Jisung. Su figura en la cama (que obviamente era de él) durmiendo un poco más lejos, lo cual sorprendió un poco a Chenle.

Del mismo modo que le hacía un poco de gracia ver a ese hombre orgulloso y sin respuesta acurrucado como un hueso de perro aplastado.

‘Solo de esa forma, no me escaparía y daría a luz a su hijo…’

Mientras continuaba con sus pensamientos, Jisung, que estaba hablando con el dueño, le devolvió la mirada. Chenle, que llevaba mucho tiempo bostezando, cerró la boca.

“¿Estás cansado?”

“No, sólo tengo un poco de sueño…”

“Eso no está bien. Volvamos a casa de inmediato”.

“Estoy bien”, agregó, pero Jisung extendió su mano. ‘¿Quiere que la tome?’ El hecho de que una persona, que incluso se aplicó desinfectante en las manos porque odiaba el tacto, ahora le estuviera ofreciendo su mano era sorprendente, y en el momento en que Chenle extendió su mano mientras pensaba en ello, la mano de Park Jisung pasó de largo de su palma.

La mano de Jisung, que se movió repentinamente, envolvió la espalda de Chenle. Mientras que la otra mano se posicionó por debajo de sus muslos.

“¡Espera…!”

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