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setenta y nueve

A petición de Chenle, los guías locales decidieron explorar por separado durante un corto período de tiempo durante el día.

Según el acuerdo, tendrían un walkie-talkie en todo momento y no se responsabilizarían de posibles lesiones en el caso de que alguna crisis ocurriera. Aunque el contenido de ese acuerdo no estaba en la mente de Jisung.

Aun así, los guías estarían acampando cerca, por lo que debería sentirse aliviado,  pero Jisung estaba tan nervioso que no podía quedarse quieto. La tienda de campaña sólo tenía una pieza de largo, y parecía difícil que pudiera bloquear el viento y la lluvia, y mucho menos a los animales.

Dormir en un lugar así… No podía evitar pensar que era una locura. Sin embargo, se tranquilizó al ver a Chenle inspeccionando seriamente todas las partes de la tienda.

“¿Estás bien, Jisung?”

Preguntó Chenle con un rostro bastante serio. No tenía muy buen aspecto desde antes.

“…No me siento bien porque no he podido lavarme”.

‘Sólo ha pasado un día, pero después de todo, Jisung es muy frágil y delicado…’ Chenle pensó eso y enseguida volvió a comprometerse. ‘No sólo en este bosque, sino que también en este duro mundo, protegeré muy bien a Jisung’.

“Extiende tu mano”.

En cuanto Chenle se lo pidió, suavemente extendió la mano. Luego la limpió frotándosela con una toalla húmeda. Para alguien que incluso usó desinfectante cuando tomó su mano, esta situación debía de ser muy dolorosa. 

Chenle estaba asombrado mientras limpiaba las manos sucias de Jisung . ‘¿Cómo un hombre tan sensible pudo seguirme hasta aquí?’

“Antes…” 

En un momento de silencio, Jisung aprovechó su oportunidad. Arrugó la frente como si tratara de recordar y se tomó una larga pausa. Chenle esperó pacientemente mientras le limpiaba los nudillos. ‘¿Qué clase de horrible recuerdo estás teniendo?’

“Cuando buscaba a Chenle, no pude lavarme durante un tiempo”.

…Ese era el horrible recuerdo.

“El barrio no tenía un alojamiento adecuado. Y tampoco podía lavarme en una instalación pública donde las condiciones de higiene no estaban claras…”

No entendió muy bien la frase ‘condiciones de higiene poco claras’, pero Chenle fingió hacerlo.

“Así que durante dos días… No, incluso hubo momentos en los que no pude lavarme durante tres días. Mirando hacia atrás, es terrible”.

Sí, para Park Jisung sería casi un sacrilegio no lavarse durante dos o tres días. Chenle trató de imaginarse la apariencia de Jisung durante esos días, pero fracasó. Parecía más fácil imaginar a un Buda que no fuera misericordioso.

“Nunca me hubiera imaginado algo así. Sólo pensé que estarías cómodo…” 

Por supuesto, la cara de Jisung en ese momento, que había visto después de mucho tiempo, estaba muy demacrada, pero no sabía que fuera a causa de haberlo estado persiguiendo, renunciando incluso a la higiene que él consideraba esencial. Mientras que él iba y venía entre lujosos resorts, gastando todo su dinero.

“Extrañamente, no fue tan doloroso no poder lavarme”.

Chenle estrujó la toalla mojada y le limpió la otra mano.

“¿Por qué no sufriste tanto entonces?”

“Porque fue más doloroso pensar que podía perder a Zhong Chenle”.