—Dime, dime, dime ¡Por favor!
—Porque sigas repitiéndome que te diga quien es, no harás que lo haga.
Vi a Beatriz soltar un suspiro por su nariz, entre exasperada y cansada.
—Por favor —insistió otra vez y casi se le caen los lentes que atajó en el aire antes de que cayeran—. Todos saben menos yo.
—La curiosidad mató al gato.
—No uses metáforas para evadir el tema —me señala con el dedo acusatorio y reprimo una risa.
Muevo a posta uno de los documentos que he estado preparando desde ayer y sus ojos de inmediato viajan a él. <Siempre es sencillo hacer que se distraiga>
—¿Ya terminaste con eso? —me pregunta.
—No, he tenido la mente ocupada.
Bajo la vista al papeleo que tengo sobre todo el escritorio. Siento el peso en mis párpados a cada rato, consecuencia de haberme quedado gran parte de la madrugada adelante, y aún así, no he terminado.
—La mente ocupada, claro, seguro pensando en el novio que no me has dicho quién es —canturrea.
Niego con la cabeza poniendo una sonrisa en mis labios.
Si no le había dicho quién era realmente mi novio, aunque dudo que siquiera recuerde su cara de cuando Adrien y yo tuvimos el encontronazo hace dos meses, menos le podía hablar del envío que recibí ayer en la tarde.
—Puede ser —concedo—, pero también tengo otras cosas en las que pensar. Ahora estaba pensando en pasar a buscar a Alice después.
Quise hacerlo el domingo, pero digamos que el día se me complicó un poco.
Su expresión se relajó al escuchar la mención de mi hermana pero un destello curioso cruza su mirada y entrecierra los ojos en mi dirección.
—Tu hermana no sabe quien es tu novio ¿Verdad?
<Ay> De echo, si, desde hace cuatro años lo conoce, pero no sabe que somos pareja ahora, tampoco lo supo del todo antes.
—Bueno...
—¿¡Lo sabe!? —inquiere y asiento sonriente—. No me lo puedo creer ¿Dónde quedó la confianza en esta amistad?
Capto la broma y me río por eso. Es fácil leer a Beatriz, saber cuando está molesta, y ahora mismo está muy lejos de eso.
—De todos modos ¿Todo está yendo bien entre ustedes? —pregunta.
No sabría que responderle. Solo sé de Adrien por mensajes que hemos intercambiado, no nos hemos visto desde hace dos días cuando me llevó a mi departamento después de pasar toda la mañana de vaga gozando lo cómodo que era el colchón de su cama.
—Dentro de lo que cabe y se puede, si.
—¿A qué te refieres?
—Ambos trabajamos mucho, no es que tengamos mucho tiempo para vernos.
Mi móvil comienza a sonar y sonrío al ver el nombre. <Hablando del Diablo>
—¿Es él, cierto? —preguntam
—¿Qué comes que adivinas?
—Esa sonrisa —señala su boca—, no recuerdo habertela visto antes.
—Dame un segundo —me excuso y ella asiente.
Me levanto de mi asiento y me acerco al ventanal de cristal. Me llevo el móvil a la oreja cuando descuelgo la llamada.
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Perverso Brillo (+18)
SonstigesPara Sarai Alba, la avalancha que le cayó encima fue algo duro de sobrellevar, fue la primera vez que se rompió por completo. Le dolió, si, muchísimo. Pero como bien dicen por allí, todos necesitamos rompernos al menos una vez en la vida, y finalme...