Bad Romance (Charlie×Willow)

Capítulo XV: Rivales

Precisamente, Willow había estado algo distante con Charlie, tratando de ponerse a ella misma en orden. Era tan difícil para ella estar considerando seriamente sentir algo por la rubia...

     Y a sus preocupaciones se sumó otra: la ausencia de la acróbata. La francesa no los había visitado desde hace ya algunos días y se preguntaba por qué.

      En medio de uno de sus descansos, Willow se sentó mirando hacia la puerta de la entrada de la atracción, secretamente, esperando verla llegar. Su amigo, que nada le escapaba, notó esto y se acercó sigiloso para preguntarle en el oído:

     —¿Por qué ves tanto la entrada? ¿Estás esperando a Charlie? —bromeó juguetonamente. La gondolera frunció el ceño y desvío la mirada.

     —No, no es eso. Solo me distraje —se excusó. Bien, sí, quizás sí estaba esperando ver a Charlie, pero eso a Angelo no le incumbía.

     —Oye, está bien, no te culpo. Yo también la extraño un poco. Ya nos dejó muy abandonados mucho tiempo. Me pregunto si estará bien —dijo en tono bajo, sin saber que estas palabras despertarían la inquietud de ls azabache.

“¿Estará bien?”

     Comenzó a preguntarse en su cabeza una y otra vez. Aunque intentó distraerse en el día, esa pequeña inquietud no salió de su mente. Se imaginaba que pudo haberle pasado cualquier cosa, después de todo, era acróbata... ¿Se había lastimado? ¿Y si estaba fracturada y enyesada en el hospital? Willow pensó en la posibilidad de que la rubia estuviera herida, con ideas que aumentaban en su gravedad. Al pensarlo, su pecho se oprimía y su corazón se turbaba.

     “Deja de pensar tonterías, Willow. Charlie está bien, solo está ocupada con sus cosas de circo o algo así” se dijo a sí misma antes de dormir, buscando apaciguar sus pensamientos intrusivos.

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     —¿A dónde vas?

     La azabache se quedó en silencio un segundo. Esperaba que Ángelo no le hiciera preguntas sobre a dónde iba.

     —Yo... Olvidé mi almuerzo. Solo voy a ir a comprar algo. Voy y vengo —respondió a su amigo, esperando que con eso estuviera satisfecho.

     —Oh, ya veo —respondió, fingiendo que se había tragado la mentira—. Okey, te espero.

     Willow comenzó a irse, y entonces Ángelo le gritó:

     —¡Saluda a Charlie de mi parte, ¿sí?!

     La azabache rodó los ojos y apretó el paso para estar fuera de su vista lo más pronto posible. Sus mejillas se pusieron rojas de la pena.

     Ángelo se imaginó la cara que tendría y no pudo aguantar la risa.

     —Ay, Willow... No sé cómo a veces se le olvida que no soy idiota.

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     Aunque trató de convencerse a sí misma de que Charlie se encontraba bien, no pudo... “Calmar su curiosidad”.

     “Solo daré un vistazo rápido y regresaré a comer con Ángelo” se dijo a sí misma mientras se encaminaba a la carpa. De preferencia, evitaría que Charlotte la viera a ella.

     Pero, justo cuando estaba por escabullirse adentro para buscarla, se topó con ella saliendo. Vaya casualidad tan “desvaforable para ella”.

     “Mierda”.