Capítulo XVI: Celosa

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Ángelo se dio cuenta de que su amiga había regresado ligeramente molesta. Le preguntó, pero esta le respondió que no había sido nada. Viendo que estaba irritada no le preguntó para fastidiarla por qué había tardado tanto y por qué regresaba sin almuerzo.

     En cuanto a Charlie, tal como se lo había prometido a sí misma, fue al día siguiente para hablar con ella. Entró a la atracción y fue directo a la cabaña. Ahí estaban ambos trabajadores, y Willow ya no parecía molesta... Quizás se le habría pasado.

     —Bonjour, mes amis... —saludó la rubia.

     —¡Ah, Charlie! Ya se te extrañaba —respondió el mosquito animadamente. Willow la volteó a ver de reojo, pero no le dijo nada.

     —Je suis désolée, Ángelo... Estuve algo ocupada. Uhm- la verdad... Me preguntaba si podía hablar con- —pero, en eso, sonó su celular. Le estaba entrando una llamada—. Excuse-moi... —dijo antes de responder.

     Entonces, ambos trabajadores del pantano del amor escucharon cómo la acróbata comenzaba a hablar completamente en francés. Ambos se preguntaban con quién estaría hablando... ¿Un familiar, quizás?

     La llamada fue breve, y entonces la rubia agregó:

     —Disculpen, tengo que ir a recoger algo que pedí. Me gustaría quedarme pero, no puedo... Sería grosero de mi parte hacer esperar a Juju —explicó, sintiendo su corazón estrujarse. Quería hablar con Willow, pero tenía que atender otro asunto imprevisto...

     Ya iba a irse, hasta que Willow se puso de pie y fue con ella.

     —Te acompaño —enunció sin más.

     Tanto la rubia como el cupido se quedaron impresionados. Ninguno de los dos se esperaba eso. Aunque Charlie estaba algo confundida, al final estaba alegre, porque podía tener a su querida Willow cerca.

     —¡Claro! Sería un placer tener tu compañía, chéri. Ángelo, ¿te molesta si te la robo un rato? —dijo con una sonrisa divertida.

     —Ay no, cómo crees, llévatela, igual es muy quejosa —bromeó, sacándole una risa a Charlie y ganándose una mirada fulminante de la azabache.

     —Sí, sí, sí; vamos rápido que no tengo todo el día —apuró mientras se adelantaba a salir de la atracción.

     —¡Nos veremos en otra ocasión, mon cher! —se despidió para luego ir tras la gondolera.

     Lo cierto es que Willow había decidido acompañarla por el mero motivo de haber escuchado el nombre de “Juju”. No sabía quién era, pero le causaba... Intriga.

     Hablando en serio, quería ver quién era y asegurarse de que no fuera una amenaza para ella. Ya mucho había tenido con el vendedor de sushi y el italiano.

     En el camino, Charlie no pudo evitar preguntarle el motivo de su decisión.

     —Tengo curiosidad, ma belle. ¿Por qué decidiste acompañarme? —inquirió inclinándose un poco hacia adelante, tratando de ver su rostro de reojo.

     —Nada en particular. Quería salir a estirar las piernas —se excusó sin mirarla.

     Charlie sintió que era por algo más, ya que la veía más seria que de costumbre. Aun así decidió que por el momento lo mejor sería no importunarla hasta no tener tiempo para hablar las cosas.

     Llegaron afuera de la carpa del circo, y ahí Willow preguntó:

     —¿Qué pediste?

     —Solo unos artículos del Emporio de los Horrores del parque.

Bad Romance (Charlie×Willow)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora