Lo que vio la dejó paralizada: Lucius Malfoy, su esposo, yacía en la cama, su figura esbelta y elegante contrastando con la sombra que lo acompañaba. Una mujer, con un aura de confianza y provocación, se recostaba a su lado, la luz tenue de la habitación acariciando su piel. Narcissa, aturdida, no la reconoció de inmediato. Pero cuando la mujer se giró lentamente, el rostro de Sombra Rosier se iluminó con una sonrisa burlona, como si hubiera estado esperando este momento. Dejando ver su espalda desnuda solo cubierta de la cintura para abajo con la sábana blanca acentuando sus curvas y su despreocupada sensualidad.
—¡Lucius! —gritó Narcissa, su voz resonando con furia y dolor, un eco desgarrador que llenó la habitación con una mezcla de incredulidad y traición. La palabra salió de su boca como un grito desgarrador, llevándose consigo las ilusiones que aún le quedaban.
Lucius se volvió hacia ella, su expresión cambiando de sorpresa a angustia en cuestión de segundos. Sus ojos, normalmente tan seguros, mostraban un destello de miedo al encontrarse con la mirada furiosa de su esposa. La confusión en su rostro era palpable, como si el mundo se hubiera detenido por un instante.
—cissy, espera, déjame explicarte... —comenzó, pero sus palabras se ahogaron en la tensión que llenaba el aire, como si el tiempo se hubiera detenido en un momento de desesperación.
Sombra se levantó, cubriéndose solo con una sábana blanca que caía de su figura, dejando al descubierto su piel clara y suave, mientras una sonrisa provocadora se dibujaba en su rostro. Con un movimiento ágil y despreocupado, se giró hacia Narcissa, su mirada desafiando la situación, una chispa de burla en sus ojos.
—Oh, querida Narcissa —dijo, su tono cargado de desdén—. No te preocupes. Siempre seré la mejor mujer para Lucius.mas joven y, por cierto, la última de los Rosier. ¿Qué puedes ofrecer tú que no pueda hacerlo yo?
Las palabras de Sombra fueron como un golpe en el estómago, y la ira comenzó a arder en el interior de Narcissa, una llama que amenazaba con consumirla. Sin poder contenerse, se lanzó hacia Sombra, su mano impactando contra la piel delicada de la mujer en un feroz cachetazo. El sonido resonó en la habitación como un trueno, reverberando en las paredes decoradas con retratos familiares que parecían observar el desenlace.
Sombra, sorprendida pero no intimidada, se sacudió la incomodidad de la mejilla y, con una sonrisa burlona, le devolvió el golpe a Narcissa. La cachetada fue rápida y certera, dejándola aturdida, su rostro ardiente con la mezcla de rabia y sorpresa.
—¿Eso es todo lo que tienes? —dijo Sombra, riendo con desprecio, su voz melódica resonando en el aire como un desafío. —No puedes competir conmigo, querida.
Con el corazón palpitante y la rabia fluyendo por sus venas, Narcissa dio la vuelta, saliendo de la habitación con pasos firmes y decididos. La euforia de la confrontación la impulsaba, un torrente de emociones que la guiaba hacia la sala de estar.
Lucius la siguió, solo con un pantalón puesto, su rostro reflejando confusión y preocupación. La imagen de su esposa marchándose, con la determinación iluminando su andar, lo dejó sin aliento, como si cada paso de ella fuera un golpe que resonaba en su conciencia.
Mientras Narcissa se dirigía hacia la chimenea, la luz del fuego iluminó su figura, resaltando la intensidad en su mirada. Las llamas danzaban, lanzando sombras que parecían reflejar la tormenta que se desataba en su interior. El calor del fuego contrastaba con el frío que sentía en su pecho, una sensación de traición y dolor que la envolvía como un sudario oscuro.
Detrás de ella, Lucius intentaba alcanzarla, su voz rasposa y llena de desesperación, pero las palabras se le atoraban en la garganta. La tensión en el aire era palpable, como un hilo tenso que podía romperse en cualquier momento, y la distancia entre ellos parecía un abismo insalvable.
ESTÁS LEYENDO
Las Sombras De La Sangre
Fanfiction"En lo más profundo de la mente, los oscuros secretos del pasado emergen como sombras inquietantes, susurrando historias que preferiríamos olvidar. Revelaciones olvidadas asoman a la superficie, trayendo consigo la amenaza de miedos latentes que se...