La tensión que impregnaba la mansión de Andrómeda era palpable, como si el aire estuviera cargado de una electricidad inquietante. Hermione, rodeada por sus seres queridos, había logrado dar la bienvenida a su bebé al mundo, pero la fatiga y el dolor la amenazaban con dejarla caer en la oscuridad, mientras el medimago se movía con rapidez, su varita resplandecía intensamente mientras intentaba estabilizarla.
—¡Hermione, por favor, reacciona! —gritó Andrómeda, la angustia claramente reflejada en su rostro. Las manos de Pansy temblaban mientras sostenía con firmeza la mano de su hermana, sintiendo la frialdad que comenzaba a apoderarse de su piel. El llanto del recién nacido resonaba en la habitación, un sonido que, aunque lleno de vida, contrastaba drásticamente con la profunda preocupación que todos sentían.
Mientras tanto, en la mansión Malfoy, Lucius se encontraba sentado en su despacho, acompañado por Sombra a su lado. La atmósfera se había vuelto opresiva, y ella podía percibir cómo la presión acumulada en el pecho de Lucius lo devoraba lentamente. Con cada segundo que pasaba, su rostro se tornaba más pálido, y una expresión de angustia se apoderaba de sus rasgos.
—No… no puedo… respirar bien —murmuró Lucius, su voz apenas un susurro. La oscuridad comenzaba a envolver su visión, y la sensación de ahogo se intensificaba como un peso insoportable. Era un dolor que se extendía a través de su pecho, un ardor que lo consumía desde adentro.
Sombra lo miró con alarma, dándose cuenta de que algo estaba terriblemente mal. Se inclinó hacia él, sus ojos reflejaban un temor palpable.
—¡Lucius, necesito que me escuches! —dijo el medimago, su voz firme mientras comenzaba a evaluar la situación—. Respira profundamente.
Lucius intentó seguir las instrucciones, pero el dolor en su pecho se intensificó de forma alarmante. La oscuridad comenzó a envolverlo, y una sensación de paz lo invadió. En su mente, los recuerdos pasaban como imágenes fugaces en una película: los días pasados con su familia, los errores y las decisiones que lo habían llevado a este momento. En ese instante de claridad, comprendió lo frágil que era la vida.
Al mismo tiempo, en la mansión de Andrómeda, el llanto del bebé resonaba con fuerza, llenando la habitación de un aire nuevo y esperanzador. Hermione, sintiendo la energía vibrante de su hijo, luchaba contra el dolor que la amenazaba con arrebatarle la conciencia. Con cada llanto del pequeño, su corazón se llenaba de renovada determinación.
—¡Hermione, aguanta! —gritó Ron, su voz llena de desesperación—. Tienes que hacerlo por el bebé. ¡Eres más fuerte de lo que crees!
El medimago, concentrado en su tarea, dirigió su varita hacia Hermione, realizando un hechizo estabilizador que comenzó a calmar su agitación. Con cada movimiento de su varita, la tensión en el cuerpo de Hermione se disipaba poco a poco.
—¡Eso es, Hermione! —la animó el medimago—. Mantente fuerte. Estás a salvo ahora.
Narcisa, que había estado presente para apoyar a su nuera, tomó al recién nacido en sus brazos, su corazón lleno de amor y tristeza a la vez.
—Es un niño, Draco —dijo, su voz temblando entre la alegría y el dolor—. Es nuestro nieto.
Draco, sintiendo la mezcla de emociones que le invadían, se acercó a su madre, incapaz de apartar la mirada del pequeño. Pero en ese instante, un grito desgarrador resonó en su mente, un eco de dolor que lo paralizó.
—¡No! —exclamó Draco, sintiendo que un escalofrío le recorría la espalda. Era el grito de una mujer, lleno de desesperación y tristeza, un lamento que retumbó en su corazón, como si su propia alma estuviera siendo desgarrada.
—Draco, ¿qué sucede? —preguntó Blaise, que había llegado junto a Nott—. Te ves pálido... hermano tu Leona estará bien -lo anima -
— no es eso..Escuché un grito… —respondió Draco, su mirada perdida en la distancia—.creo que es de Sombra. Algo terrible le ha pasado.
—Debemos actuar rápido —dijo Nott, con una resolución que sorprendió a los demás—.deberiamos ir la mansión Malfoy algunos de nosotros
Mientras tanto, en la mansión Malfoy, el medimago luchaba por estabilizar a Lucius, pero la presión en su pecho se había convertido en un peso insoportable. Lucius sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía, y en un momento de lucidez, miró a Sombra. Sus ojos reflejaban una mezcla de amor y arrepentimiento, pero era demasiado tarde.
—Sombra… —susurró Lucius, su voz llevada por el viento. La vida se le escapaba lentamente, y su corazón dio un último golpe, un latido que resonó en la habitación antes de desvanecerse en el silencio.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Sombra, de rodillas a su lado, sintió cómo su mundo se desmoronaba. La luz en los ojos de Lucius se apagó, y el dolor en su pecho se transformó en un grito ahogado de desesperación.
—¡Lucius! —gritó, su voz desgarrada mientras las lágrimas caían por su rostro.
En la mansión de Andrómeda, el llanto del bebé resonaba con fuerza, un sonido que se elevaba por encima de la tristeza que los rodeaba. Hermione, sintiendo la energía de su hijo y el hechizo estabilizador del medimago, abrió los ojos de golpe, y el dolor pareció retroceder ante su renovada voluntad. Con una respiración profunda, la vida renació en ella.
Draco, sintiendo que su corazón latía con fuerza, se acercó a Hermione, su mirada llena de preocupación y alivio.
—¿Hermione? —preguntó, su voz temblorosa—. ¿Estás bien?
—Lo creo… —respondió Hermione, su voz aún débil pero llena de amor—. El bebé… nos necesita a ambos..
Las tragedias se entrelazaban en ambas mansiones, y mientras el amor y la desesperación se unían en un oscuro laberinto, cada alma enfrentaba su propio camino. La muerte de Lucius Malfoy se cernía sobre ellos como una sombra, marcando el final de un capítulo y el comienzo de un dolor que resonaría a lo largo de las generaciones, mientras la vida del recién nacido ofrecía una luz tenue en medio de la oscuridad que se avecinaba.
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Las Sombras De La Sangre
Fanfic"En lo más profundo de la mente, los oscuros secretos del pasado emergen como sombras inquietantes, susurrando historias que preferiríamos olvidar. Revelaciones olvidadas asoman a la superficie, trayendo consigo la amenaza de miedos latentes que se...