"Más allá de la sombras-

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La mansión Malfoy estaba llena de un aire de sofisticación y poder. Los candelabros brillaban con una luz cálida, pero la atmósfera estaba cargada de tensión. Hermione se sintió como un pez fuera del agua mientras cruzaba el umbral, acompañada de Pansy y Draco. Las miradas de los asistentes eran como dagas; sabía que no solo sería observada por ser una Granger, sino también por ser una Parkinson.

Los murmullos se apagaron cuando entraron, y Hermione sintió el peso de cada mirada. Sin embargo, la determinación en su interior creció. Tenía que encontrar respuestas, no solo para sí misma, sino también para Pansy.

—Recuerda, mantén la cabeza alta —susurró Pansy, notando la inquietud en el rostro de Hermione.

—No me mires, sólo sigue adelante —respondió Draco, guiándolas hacia un grupo de adultos que discutían acaloradamente sobre temas de pura sangre.

A medida que se acercaban, Hermione reconoció a algunos de los rostros familiares: Lucius Malfoy, Severus Snape, y otros miembros de familias influyentes. La conversación se detuvo momentáneamente al verlas, pero Lucius fue el primero en romper el hielo.

—¿Qué tenemos aquí? ¿Una reunión familiar inesperada? —su tono era sarcástico, y Hermione sintió el escalofrío de su desdén.

Draco se interpuso, defendiendo a las chicas.

—Mamá quiere que escuchéis. Hermione tiene derecho a saber la verdad sobre su familia.

Lucius arqueó una ceja, pero su mirada se desvió hacia Hermione, como si la estuviera evaluando.

—¿De verdad? ¿Y qué verdad podría tener una Granger que nos interese?

Hermione tragó saliva, sintiendo la presión de las miradas sobre ella. Con un esfuerzo, levantó la cabeza y habló.

—No soy solo una Granger. Soy también parte de la familia Parkinson. Y necesito entender por qué fui dada en adopción.

Las palabras causaron un murmullo en la sala. Algunos intercambiaron miradas de sorpresa, otros de desdén. Severus Snape, con su expresión imperturbable, fue el único que no pareció sorprendido.

—Los secretos de las familias a menudo son más complejos de lo que aparentan —dijo, su tono grave—. Pero el pasado siempre encuentra la forma de salir a la luz.

Narcissa, que había estado observando desde la distancia, se acercó, su mirada fría y calculadora.

—Hermione tiene razón. La historia de la familia Parkinson está llena de sombras, y algunas cosas no se pueden olvidar tan fácilmente.

El ambiente se tornó tenso. Los murmullos se transformaron en una conversación más íntima, como si las viejas rencillas comenzaran a desvanecerse. Pero Pansy, visiblemente nerviosa, tomó la mano de Hermione.

—¿Podemos sentarnos? —preguntó, su voz apenas audible.

Los tres se movieron hacia una mesa apartada donde otros miembros de la familia parecían discutir sobre la próxima generación. Era el momento perfecto para hacerse escuchar. Hermione sintió que la presión de ser el centro de atención comenzaba a disiparse.

—Esto no va a ser fácil —dijo Draco, mirándolas a ambas—. Pero es nuestra oportunidad para aprender la verdad.

Hermione asintió, sintiendo que la sangre le ardía en las venas. Su determinación la impulsaba hacia adelante. El pasado podría ser doloroso, pero no permitiría que lo desconocido la detuviera.

Mientras las horas pasaban, la conversación se tornó más intensa. Hermione y Pansy intercambiaban historias sobre sus vidas, sus luchas, sus anhelos. El vínculo entre ellas, aunque frágil, comenzó a fortalecerse. Había algo poderoso en compartir sus experiencias.

En un momento, un grupo de adultos se acercó, sus miradas curiosas.

—¿Así que eres la hermana de Pansy? —preguntó una mujer de cabello rubio, con un tono que denotaba tanto interés como desprecio—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a descubrir la verdad sobre mi familia —respondió Hermione, con la mirada fija en la mujer—. No puedo quedarme en la ignorancia.

El silencio que siguió fue ensordecedor. La mujer sonrió con desdén, pero algo en su expresión cambió. La incertidumbre en la sala era palpable.

—La verdad tiene un precio —dijo otra voz, esta vez más profunda. Era Lucius Malfoy, observando todo desde su lugar.

—Y no todos están dispuestos a pagarlo —añadió Severus, sus ojos centelleando con un conocimiento oculto.

Hermione sintió que la situación se volvía cada vez más compleja. **¿Qué verdad estaban dispuestos a compartir?** ¿Y qué costo tendría para ella y Pansy?

Cuando el evento comenzó a desvanecerse, Hermione tomó una decisión. Era el momento de actuar. Se acercó a Draco y Pansy, con una chispa de valentía.

—Debemos encontrar la manera de hablar con mi madre. Ella debe saber algo más.

Draco asintió, y Pansy pareció entender la urgencia en su mirada.

—Lo haremos. Juntas.

Con esa resolución, las tres se prepararon para enfrentarse al pasado y descubrir las verdades que habían estado escondidas por tanto tiempo. No importarían las críticas ni los secretos; lo que realmente importaba era la conexión que estaban comenzando a formar.

La noche aún era joven, y en el fondo de sus corazones, sabían que el verdadero desafío apenas comenzaba.

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