Capítulo 21

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Hice que Alice estacionara el coche donde yo había aparcado el mío aquella noche, al costado de la carretera, semioculto entre los árboles. En ese entonces, cuando la vi por primera vez, ese lugar no formaba parte del territorio que debía patrullar. Siempre me había gustado caminar por el bosque en forma de lobo; me sentía más libre y conectada con la tierra. Había tenido la extraña sensación de que necesitaba conocer esos terrenos, como si el destino me estuviera empujando hacia ese punto en particular.

Mis instintos me habían guiado hacia mi impronta, y aunque en ese momento maldije el vínculo, ahora no podía imaginar una compañera mejor. No habría podido compartir tanto de mí con una humana. A veces me daba pena por mis antiguos compañeros de manada, atrapados con improntas que nunca podrían entender completamente su naturaleza ni correr con ellos por el bosque. Pero Alice era diferente. Ansiaba mostrarle esta parte de mí.

—Necesito cambiarme —murmuré, sintiendo el calor de la vergüenza subir a mis mejillas. No debería sentirme incómoda, pero había algo en la forma en que Alice me miraba que siempre lograba hacerme ruborizar. Saqué de mi mochila un par de shorts y un top deportivo—. Voy a ir en forma cuartilla —le expliqué, viendo su expresión de confusión, que era tan adorable que me hizo sonreír. Mi voz se suavizó—. Me pondré peluda para poder seguir tu ritmo, pero no seré una loba completa, así que podré hablar contigo. He estado practicando, y creo que así podré mantenerme a tu nivel.

—¿Forma cuartilla? —repitió Alice, todavía con el ceño fruncido, pero luego me sonrió.

—Sí, es como la típica forma de hombre lobo de las películas, ya sabes. Solo un poco peluda —le devolví la sonrisa mientras sacaba la ropa de mi mochila—. Necesitaré llevar algo puesto en esa forma, porque no tengo suficiente pelaje. No voy a arriesgar este conjunto —dije, echando una mirada al atuendo que Alice me había elegido para esa noche. Era demasiado bueno para una simple caminata—, así que, voy a...

Señalé los árboles cercanos y me sonrojé de nuevo. Alice se recostó contra el capó del coche, asintiendo con una sonrisa divertida.

Cambiarme de ropa en el bosque ya no era un reto para mí, pero me tomé el tiempo de cuidar que mi nuevo atuendo permaneciera en buen estado. Alice me había dado casi toda la ropa que tenía, y había aprendido a apreciarla como ella lo hacía, evitando a toda costa cualquier rama o piedra que pudiera dañarla durante mis carreras. Con eso en mente, dejé mi ropa en el coche y me giré para encontrarla mirándome.

—Tienes bastante músculo... ¿es eso un six-pack? —preguntó Alice, sus ojos brillando con esa picardía que tanto me gustaba. Ella podía verme incluso en la oscuridad, al igual que yo podía verla, pero esperaba que mi rubor fuera invisible en ese momento.

—No es algo que haya ganado en el gimnasio, ser loba me hizo así —respondí, cerrando la puerta del coche antes de comenzar la transformación. Sentí el familiar hormigueo en mi piel cuando el pelaje rojo empezó a brotar.

—Sigue siendo bastante sexy —comentó Alice.

Mi pelaje, por suerte, ocultaba el nuevo sonrojo que se extendía por mis mejillas. Me complacía que Alice me encontrara atractiva incluso en esta forma tan poco humana. Mientras tanto, su expresión cambió a una mezcla de curiosidad y fascinación mientras se acercaba, extendiendo una mano hacia mí.

—Puedes tocar —le ofrecí, mi voz apenas un susurro. La situación me hacía sentir como una niña jugando a los doctores, pero no me importaba. El toque de Alice en mi hombro peludo me provocó un calor inesperado. Su mano se deslizó por mi brazo hasta tomar la mía, y no pude evitar un escalofrío.

—Pareces un alien... un alien peludo y lindo —bromeó Alice, apretando mi mano con suavidad—. O tal vez una mujer de las cavernas.

—Gracias, mosquito, justo lo que toda chica quiere escuchar —respondí en tono burlón, aliviada de que no pareciera sentir repulsión por mi forma lobuna.

𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora