𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈) [1]

Epílogo

—¿Estás segura? Te vas a perder la graduación —me dijo Rosalie con una sonrisa burlona, y yo hice una mueca.

Alice ya me había hecho la misma pregunta un par de veces, aunque también estaba bastante claro que pensaba que su plan de una especie de "baile de graduación" privado sería mucho mejor.

—Voy a graduarme otra vez dentro de unos años. Si realmente quiero vivir la experiencia, lo haré en esa ocasión —le respondí, ya que la emoción de la graduación no significaba tanto, incluso siendo la primera vez, cuando sabes que tendrás que repetirla una y otra vez. Dicho eso, pasar una semana o más a solas con Alice era algo verdaderamente nuevo; aunque esperaba que lo hiciéramos más seguido que lo de graduarse. —Siento perderme tu graduación —añadí finalmente, porque, aunque me parecía algo aburrido, no quería que pensara que la estaba dejando de lado.

—Por favor, como si me importara —dijo Rosalie, rodando los ojos.

Le devolví una sonrisa y volví mi atención al armario y a la maleta que necesitaba llenar para el viaje. Alice estaba dándole instrucciones a Emmett sobre las fotos que debía tomar en el baile de graduación y también estaba empacando su propio equipaje, o más bien, seguramente varias maletas.

Saqué un traje de baño de un cajón y lo coloqué cuidadosamente en la maleta. Se veía bastante solitario en el amplio espacio, ya que era lo primero que había guardado. Me quedé mirándolo un momento y murmuré:

—Creo que estamos listas.

Sentía una mezcla de nervios y emoción que me aceleraba el pulso solo de pensarlo.

—Ya lo sé —dijo Rosalie, y levanté la vista para ver una sonrisa satisfecha en su rostro. No entendía cómo podía saberlo, hasta que caí en la cuenta de que Alice debía haberle contado algo—. Por eso pensé en ayudarte a empacar, y en cómo convencer a Alice de que me dejara hacerlo.

No pude evitar sonrojarme ante la forma en que me miraba, como si fuera un lienzo que estaba estudiando, hasta que me sorprendí al verla rebuscar en mi cajón de ropa interior.

—Al menos te ayuda a comprar. Me daría miedo encontrarme con lo que tienes aquí si no lo hiciera —murmuró Rosalie mientras sacaba varios pares de ropa interior y sujetadores a juego, de esos que casi nunca usaba porque mis sujetadores deportivos me resultaban más prácticos y hasta servían como camiseta en una emergencia. Fui rápidamente al cajón y cogí al menos un sujetador deportivo para lanzarlo en la maleta, y Rosalie me dedicó una mirada de desaprobación por ello.

—Asegúrate de que haya salido de caza antes de que hagan algo —me dijo mientras revisaba mis camisetas—. Quieres que sus ojos estén tan dorados como sea posible antes de que... estén juntas, pero no te preocupes si se vuelven negros durante el acto. —Rosalie sacó una de mis camisetas del colgador, la miró con ojo crítico y la devolvió para tomar otra—. No estoy muy al tanto de lo que hacen dos mujeres juntas —se volvió hacia mí, y subió una pierna en el taburete en el enorme closet—, pero ten en cuenta que aquí hay una vena importante —dijo, señalando una zona bastante cerca de su entrepierna, haciéndome enrojecer como un tomate—. Si anda por ahí, asegúrate de que no se aferre en esta área, o perderías mucha sangre muy rápido.

Mi rostro ardía y mi voz sonó más fuerte de lo que pretendía:

—¡Alice no va a morderme!

—Lo sé, pero la expresión de tu cara fue impagable —dijo Rosalie con una sonrisa, y yo solo la miré, atónita. Empecé a gruñir, y ella me lanzó un par de shorts a la cabeza—. Empaca estos, no son demasiado sexys, pero sé que probablemente querrás andar en forma de loba y "marcar" los árboles. —Al quitarme los shorts de la cara, ella sacudía la cabeza—. ¿Comprendes lo asqueroso que es que hagas eso?