𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈) [1]

Capítulo 60

La casa de Bella olía levemente a pescado y cerveza. No estaba segura de que un humano pudiera percibirlo, pero era un olor persistente, especialmente en la silla en la que estaba sentada mientras veía la película para mi tarea. Al avanzar la película, volví a echar un vistazo a la habitación. Alice estaba sentada en la otra silla, y cuando notó que la miraba, me lanzó un puchero juguetón. Le había cedido el sofá a Edward y Bella sin discutir, porque temía tener que ver la película dos veces si Alice me distraía. Ella lo entendía, pero eso no evitaba que me molestara un poco.

—¿Así que tienes una clase en la universidad que te hace ver películas? —preguntó Bella, y le dediqué una sonrisa.

—¿Celosa? —le respondí con un toque de burla, pensando en los libros aburridos que probablemente estaba leyendo para sus tareas, aunque claro, a ella le gustaban esos libros aburridos. Observé la tediosa secuencia de la película, que intentaba mostrar cómo pasaba el tiempo. —También estoy tomando una clase de literatura que enseña a argumentar para que la gente escuche, y una de matemáticas —le hice una mueca de resignación—. Intenté librarme de la de matemáticas, pero eventualmente tenía que hacerla. —Eso le sacó una pequeña sonrisa.

La película empezó a ponerse interesante en ese momento, así que volví a enfocarme en ella.

Quince minutos después, Bella hizo una pregunta en tono tímido.

—¿Recuerdas cuando pasó esto? —le susurró a Edward, y me sorprendió un poco.

Nunca se me había ocurrido preguntarle a Alice sobre la historia de esa manera.

Miré a Alice, y ella me devolvió una sonrisa con un pequeño asentimiento. Luego susurró "vampiro" suavemente.

—Sabía que regresarían a salvo a la Tierra —Alice se señaló la cabeza y me sonrió. Eché un vistazo a la pantalla y a los personajes en pánico, esperando ver si las personas en el Apolo 13 sobrevivían.

—Aun así, hasta que perfeccionen los viajes espaciales, no tienes permiso para salir del planeta —la molesté, pensando en cuánto viviríamos.

Quizás algún día tendría que decirle a mi pequeña vampira que no quería ir de compras al centro comercial en la Luna. Era raro; todavía me estaba acostumbrando a la idea de tener diecinueve años para siempre, y no había pensado mucho en cómo cambiaría el mundo a mi alrededor cuando yo permaneciera igual.

—Lo mismo va para ti —me sonrió, y aún estaba sonriendo cuando volví a enfocarme en la película, mientras Edward le explicaba a Bella lo que hacía en ese entonces. Aunque él le sonreía y parecía contento, noté que fruncía el ceño cuando Bella miraba la pantalla.

Cuando terminó la película, la saqué del reproductor y la guardé en mi mochila, mientras Bella intentaba ponerse de pie con la ayuda de Edward.

—Debería ponerme a hacer la cena —dijo Bella, y oí cómo vacilaba un poco antes de continuar—. ¿Quieren quedarse a cenar? —nos preguntó—. Charlie suele cenar frente a la tele, así que tal vez no note que Diana está comiendo por los tres.

Alice ladeó un poco la cabeza y la observé enfocarse para ver una visión. Su mueca al salir de ella fue más que suficiente.

—Parece que tu padre invitó a algunos amigos —explicó.

—Ni siquiera me avisó —protestó Bella, mientras se dirigía a la cocina—. ¿Entonces no pueden quedarse?

—No con ellos —respondió Alice, y Bella se giró para mirarla, antes de deslizar sus ojos hacia mí.

—¿Billy, entonces? —Bella demostró que sabía sobre mi destierro. No habíamos hablado del tema, pero Edward debió contarle.

—Sí, él y otro de los ancianos, Harry Clearwater —confirmé con una mueca de disgusto.