En La Monotonía Del Matrimonio.

18.

Hoy me di cuenta que te hice madurar demasiado rápido.

Te invitaron a una fiesta , chicos de tu edad, chamacos de la secundaria en la que estuviste con ellos.

Dijeron que te esperaban y solo respondiste que no. Te incité a que fueras y me miraste con recelo callándome de inmediato.

Al final aceptaron que no irías y dejaron de insistir.

Una vez camino a casa te dije que por mi no había problema que podías ir si querías a lo que respondiste que no fuese ridículo que tu ya no estabas para esas cosas de adolescentes.

Eras una adolescente.

Me preguntaste que como se vería una mujer casada entre muchachos con las hormonas alborotadas, que las fiestas y salidas se habían acabado para ti desde que te casaste conmigo.

Que estaban bien las reuniones tranquilas con gente casada como nosotros. Dijiste que eso era lo correcto.

Te invité a salir y te negaste.

—Si quieres salir anda, si quieres irte con tus amigos vete, por mi no hay problema, me sirve para asear la casa tranquila.

Me fui porque tampoco deseabas mi compañía. Me fui hecho una mierda porque te quite el gusto de divertirte. Sentí que con tus palabras habías confirmado que te había amargado la vida. Me fui y te dejé tranquila como querías.