En La Monotonía Del Matrimonio.

40.

(Narra Mely)

Cuando llegué estabas sentado en la cama con tus manos sosteniendo tu rostro mientras te apoyabas en tus rodillas.

Estabas preocupado.

Dijiste que todo estaba bien pero una mierda estaba bien, tu semblante estaba por demás mortificado y tus pupilas se veían perturbadas.

- ¿Qué sucede, amor? -dije persuasiva. Negaste. Me acerqué hasta quedar escasos centímetros de tu ser. -, cuéntame, Elioth, algo te pasa, no soy idiota, te conozco.

-Me dijo el médico que debía dejar de fumar -dijiste con un nudo en la garganta. Eras adicto al cigarro, era imposible que lo dejaras por tu propia voluntad. Seguí tu mirada que llevaba al cesto de basura y ahí se encontraban las cajetillas que tenías en la casa.

-¿Tan grave es? -mascullé, afirmaste con un ligero movimiento de cabeza.

-Me dolía el pecho, el aire me empezó a faltar, no estaba haciendo la gran cosa, es decir no me estaba sometiendo a un esfuerzo en sobremanera, y de pronto me tuve que sentar porque la opresión que sentía no me dejaba respirar con normalidad. Fue... horrible, Mely -tomaste una bocanada grande de aire como si en ese momento la respiración se te dificultara.

Podía ver el miedo en tu mirada.

Me tomaste en tus brazos con necesidad y dijiste que no me querías perder. Dejarías ese vacío, por mí, por ti, por nosotros.

- ¡A la chingada el pinche cigarro, Mely! No te dejaré tan fácilmente, mi cielo -susurraste en mis labios mientras un lágrima caía por tu mejilla.