4.

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¿Sabes por qué ya no te digo que te amo?

Siento la sangre hervir cada que lo recuerdo.

¿Melissa?

— ¿Qué? —preguntaste sin apartar tus ojos de la pantalla del móvil.

—Te amo, preciosa. —Sonreí como estúpido esperando por tu respuesta.

— Ja. No seas ridículo. ¿Qué quieres? —Sentí como si me hubieras pateado las bolas. No sabes cuánto duele que no creas en mis palabras. Mi amor es desinteresado y piensas lo contario.

—Tengo hambre, hazme de comer. —Fue lo primero que se me ocurrió. Si piensas que te tengo que decir que te amo para obtener algo, está bien, así será.

—Ya que —respondiste y te marchaste de mala gana a la cocina dejándome un mal sabor de boca y un golpe a mi orgullo.

No se cambia de la noche a la mañana y puede sonar infantil pero para que confesarte mi amor si obtendré esa respuesta.

Hemos cambiado demasiado. Son pocas las palabras de amor que nos damos. Te quiero de vuelta, la misma Melissa amorosa, comprensiva y paciente de la que me enamoré ciegamente.

En La Monotonía Del Matrimonio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora