Ecos de un pasado

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Capítulo 2

El bullicio de Raccoon City me rodeaba mientras caminaba por las calles, intentando procesar mi situación. Las voces, las risas y el ritmo de la vida cotidiana parecían normales, pero para mí eran un eco distante, como si estuviera viendo todo desde fuera. La ciudad me era familiar y extraña a la vez, una paradoja que solo intensificaba mi incertidumbre.

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había despertado en el apartamento, pero el peso de esa experiencia seguía presente. Recordaba la oscuridad, la sensación de flotar, y luego la luz que me trajo de regreso. Pero, ¿regreso a qué? Era una pregunta que me hacía constantemente mientras observaba los rostros indiferentes a mi alrededor.

El mundo parecía avanzar a su propio ritmo, pero yo aún estaba atrapado en mis propios pensamientos, en la confusión que había dejado mi reencarnación. Aunque Raccoon City parecía en calma, sabía que ese era solo el inicio de algo mayor, y los recuerdos de cómo terminé aquí no dejaban de atormentarme.

Mientras intentaba distraerme, me topé con una cafetería. Las mesas al aire libre y el aroma a café recién hecho me parecieron extrañamente reconfortantes, así que decidí entrar. Quizás sentarme en un lugar familiar me ayudaría a pensar con más claridad, a poner en orden las piezas de este rompecabezas.

Al pedir un café, me senté cerca de la ventana y dejé que mis pensamientos fluyeran. Sentía que, de alguna manera, estaba esperando algo, o quizás alguien. La sensación de que alguien más compartía este momento conmigo en mi memoria era inquietante y, al mismo tiempo, reconfortante. Cerré los ojos, tratando de aferrarme a esa imagen borrosa, a esa vaga sombra de quien había estado en el apartamento.

Sin embargo, cada intento de recordar parecía desvanecerse en cuanto intentaba enfocarlo. Era como si mi mente se resistiera a traer esos recuerdos al presente, como si algo se ocultara en la profundidad de mi subconsciente. Aun así, la idea de que alguien más podría tener respuestas no dejaba de resonar en mi mente.

El café se enfrió entre mis manos mientras mis pensamientos se perdían en círculos. ¿Sería posible encontrar a esa persona, quien fuera que fuese? Y, sobre todo, ¿qué me diría si la encontrara? ¿Tendría alguna explicación para esta segunda oportunidad que me había dado la vida? No sabía por dónde empezar, pero en algún lugar dentro de mí, algo me decía que este era solo el comienzo

Terminando con mis pensamientos, una camarera se acercó a mi mesa para cobrarme el café. Extendí la mano hacia el bolsillo de mi chaqueta, esperando encontrar algo de dinero. Al sacar mi billetera, me di cuenta de que no solo tenía efectivo, sino también un documento de identidad que no recordaba haber visto antes.

Lo observé detenidamente, sintiendo un nudo en el estómago. El nombre que aparecía no era el mío… o al menos, no el que recordaba. Mis manos se tensaron mientras estudiaba cada detalle del documento, pero lo que realmente me impactó fue la fecha.

Era 1995. Mi mente empezó a calcular rápidamente: los eventos que recordaba con claridad, aquellos que sentía como la línea final de mi vida pasada, no sucederían hasta 1998. Me quedaban tres años, un margen de tiempo inesperado que, al mismo tiempo, me llenaba de inquietud.

Mientras analizaba todo esto, el mundo a mi alrededor pareció desvanecerse. La camarera aguardaba, y, de forma automática, le entregué el dinero. Me agradeció con una sonrisa antes de retirarse, pero apenas noté su presencia. Mi mente estaba atrapada en la revelación de mi nueva identidad y en lo que implicaba tener tres años para prepararme, o para buscar respuestas.

Apreté la billetera en mis manos, tratando de encontrar sentido a la extraña vida que parecía abrirse ante mí. ¿Qué haría con este tiempo?
Mis disculpas por el olvido.

Viaje Multiversal Apocaliptico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora