Extra

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El pasado de Ghost

El aire era denso y oscuro la noche en que John Miller conoció a Ethan Collins. Aún recuerda cada detalle con precisión. Era una operación en las entrañas de una instalación de Umbrella, una de esas que ni siquiera aparecían en los registros oficiales. Su misión: recuperar datos sobre un arma biológica experimental y eliminar cualquier evidencia si la operación se complicaba.

John, un joven soldado de Umbrella con una reputación impecable en combate y habilidades de rastreo excepcionales, lideraba una pequeña unidad de reconocimiento. La misión, sin embargo, tomó un giro inesperado. Desplegados en el caos de un laboratorio en ruinas, fue Ethan, un operativo independiente infiltrado en la instalación, quien le salvó la vida.

Ethan tenía una presencia diferente, como si supiera más de lo que decía. Después de aquella operación, John quedó marcado no solo por la habilidad de Ethan, sino también por su extraña oferta:
—Si algún día quieres trabajar fuera de Umbrella, búscame. La vida es más que servir a una corporación.

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Ahora, años después, John está lejos de ser ese soldado de Umbrella. Trabaja en una granja a las afueras del condado de King, tratando de dejar atrás su pasado. Pero el destino siempre juega sus cartas, y recientemente, todo cambió de nuevo.

La captura fue rápida. John no tuvo tiempo de reaccionar antes de que los hombres de Ethan lo encontraran. Había estado con Ada Wong, una mujer que representaba un peligro tanto como una posible aliada. La tensión entre ambos los había llevado a un breve enfrentamiento, pero antes de que las cosas fueran a más, llegaron las Fuerzas Internas (IF) lideradas por Ethan.

John y Ada fueron capturados. No fue una reunión amistosa, sino una fría confrontación con el pasado.

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Tras el interrogatorio, Ethan le ofreció a John una opción: colaborar o desaparecer para siempre. John, conocedor de la frialdad de Umbrella y la dureza de Ethan, decidió tomar el camino de la supervivencia. Lo liberaron, pero no sin advertencias.

Desde entonces, trabaja en esa granja, buscando redención o, al menos, un poco de paz. Pero incluso aquí, alguien lo observa.

Una joven de unos 23 años, de cabello castaño claro y ojos curiosos, lo sigue con la mirada mientras trabaja en el campo. Ella también tiene un pasado del que no habla, pero John prefiere no hacer preguntas. El silencio es una barrera que ambos han erigido, aunque a veces sus miradas se encuentran.

John ignora esas miradas, enfocado en sus tareas. Relaciones y vínculos son lujos que no puede permitirse. Sin embargo, cada día siente esa inquietud.

"¿Por qué me observa tanto?" se pregunta en los momentos de soledad. Quizá algún día, rompa ese silencio. Por ahora, prefiere mantener las distancias. Aunque, en el fondo, algo empieza a cambiar en él.

Las semanas pasaban en la granja de John Miller, pero la rutina no ofrecía la paz que él esperaba. El sol caía cada tarde sobre los campos de maíz, y el sonido del viento entre los árboles parecía más un recordatorio que un consuelo. La joven seguía observándolo desde lejos, siempre en silencio, siempre distante, como si estuviera esperando que él hiciera el primer movimiento. Pero John, acostumbrado a la soledad, prefería ignorar su presencia.
La tensión entre ellos era palpable, aunque nunca se hablaban. Las miradas se cruzaban fugazmente, pero él nunca entendió lo que ella realmente buscaba.

Había algo inquietante en esa observación constante. Al principio, pensó que quizás era solo curiosidad, que ella lo veía como un hombre marcado por su pasado. A fin de cuentas, el silencio era la forma más segura de convivir con los demás en un mundo donde los secretos eran la norma. Pero algo le decía que había algo más.

En la quietud de la noche, mientras John estaba solo en su casa, pensaba en las decisiones que había tomado. Se preguntaba si el hecho de seguir con su vida en la granja había sido realmente una decisión propia o solo un refugio para escapar del caos. El contacto con Ethan, aunque breve, le había recordado lo que había dejado atrás, pero esa misma vida también lo había marcado. Los ecos de su pasado no desaparecían.

Una tarde, mientras John reparaba una cerca rota en el campo, vio una vez más a la joven. Ella estaba a una distancia considerable, observando como si estuviera esperando algo. Sus ojos castaños brillaban bajo la luz del atardecer. Esta vez, sin embargo, algo en su mirada lo hizo detenerse. La joven no parecía asustada ni curiosa, sino... ¿intrigada? Quizá también estaba esperando respuestas, pero no podía saberlo.

Sin poder evitarlo, John se acercó lentamente, mientras las sombras de la tarde comenzaban a alargarse.

—¿Por qué me miras? —preguntó, con la voz grave, algo más suave de lo habitual. Era una pregunta que llevaba días queriendo hacer, aunque sabía que la respuesta podría no ser la que esperaba.

La joven no se movió de su lugar. Su expresión permaneció impasible, aunque podía sentir la tensión en el aire. Finalmente, dio un paso hacia él, y con una voz baja y casi susurrante, respondió:

—Porque... te he visto antes. En la ciudad, cerca de los portones del almacén. Sabía que no eras uno de ellos.

John frunció el ceño, sorprendido. No esperaba esa respuesta, ni mucho menos la seriedad en sus ojos.

—¿Uno de ellos? —preguntó, su voz mezclada con confusión y cautela.

La joven asintió levemente, y luego miró hacia el horizonte, como si no quisiera seguir hablando.
—He visto muchos hombres como tú, hombres que no pertenecen a este lugar. No son del tipo que... que debería estar aquí. —Su mirada volvía a encontrarse con la suya. Había una curiosidad cruda en sus ojos, y John sintió una pequeña chispa de empatía por ella, aunque la prudencia le advertía que no debía confiar tan fácilmente.

John no sabía qué pensar de esas palabras. En todo lo que había hecho, en todo lo que había sido, nunca pensó que un día se toparía con alguien que le hablara de esa manera. La joven no estaba tratando de hacerle preguntas sobre su vida, ni sobre el pasado que arrastraba, sino que estaba reconociendo algo que él mismo había intentado olvidar: su condición, su marca, el hecho de que su vida nunca sería normal.

Se hizo un largo silencio entre ambos. John no sabía cómo seguir. La joven, sin embargo, parecía aguardar una respuesta que él no tenía.

Finalmente, sus ojos se suavizaron, y ella dijo, como si fuera una conclusión natural:

—Sé que no puedes escapar de lo que has sido. Ninguno de nosotros puede. Pero tal vez aquí, en este lugar... en este momento... podamos ser algo más. Aunque sea solo por un poco de tiempo.

John no respondió de inmediato. En sus ojos, la joven había tocado una parte de él que llevaba años cerrada. Sabía que las cicatrices del pasado no se borraban, que las decisiones tomadas no podían deshacerse, pero tal vez, solo tal vez, había algo que aún no estaba completamente destruido dentro de él. Algo que aún podía encontrar en un rincón perdido, en un campo solitario, con una joven que, como él, había quedado atrapada entre las sombras de su propio pasado.

Por primera vez en mucho tiempo, John dejó que el silencio hablara por él. Su mirada se suavizó ligeramente, y un pequeño destello de reconocimiento cruzó sus ojos.

—Quizá —dijo finalmente, con voz más baja, pero llena de algo nuevo, algo que ni siquiera él podía identificar por completo—. Quizá.

Viaje Multiversal Apocaliptico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora