Viaje Multiversal Apocaliptico.

Una verdad

Capítulo 10

Habían pasado varios meses desde que Rebecca se mudó con Ethan. A pesar de sus diferencias y las circunstancias que los unieron, la convivencia se había vuelto una especie de refugio compartido, un lugar seguro donde ambos podían concentrarse en sus metas. Los días de silencio eran pocos; en su mayoría, charlaban sobre diversos temas y, últimamente, la conversación tendía a girar en torno a las aspiraciones de Rebecca.

Rebecca, quien ahora tenía 16 años, había comenzado a mostrar interés en unirse a la policía. La idea de unirse a los S.T.A.R.S. captaba su atención, aunque aún veía ese objetivo como algo lejano. Ethan notó su determinación y sabía que esa motivación la ayudaría a avanzar en su entrenamiento, pero también implicaba riesgos si ella se acercaba demasiado a los asuntos de Umbrella. Él, en silencio, formulaba un plan más concreto para enfrentar los tiempos difíciles que estaban por venir.

Aquella mañana, mientras ambos desayunaban en el pequeño comedor del departamento, Rebecca decidió contarle a Ethan sobre su nueva meta.

—Estaba pensando, Ethan... —dijo, con una leve sonrisa mientras miraba su taza de café—. Creo que quiero intentar unirme a los S.T.A.R.S. algún día. Sé que aún me falta mucho, pero es algo que me emociona.

Ethan asintió, aunque la idea le generaba cierto temor. Sabía que esa unidad especial de la policía se enfrentaba a situaciones peligrosas y, al mismo tiempo, Umbrella tenía una fuerte influencia en todo Raccoon City.

—¿Entrenar para los S.T.A.R.S., eh? —le respondió, intentando sonar despreocupado—. Suena a un reto interesante. Pero ¿estás segura de que es lo que quieres?

Rebecca afirmó con la cabeza, determinada.

—Quiero poder ayudar a la gente y sentir que hago algo importante —le explicó—. Y siento que allí es donde podría lograrlo. Pero por ahora, solo voy a enfocarme en entrenar para ver si soy capaz de llegar a ese nivel.

Ethan sonrió, reconociendo la determinación de Rebecca. Sabía que ella era capaz de cualquier cosa que se propusiera, pero su propia experiencia y conocimiento de la amenaza de Umbrella lo obligaban a plantearse cómo protegerla. Si Rebecca iba a estar más cerca de esas fuerzas, él tendría que asegurarse de estar un paso adelante.

—Está bien, Rebecca, cuenta conmigo. Si vamos a entrenar, que sea en serio —le dijo, animado. Quería que ella estuviera preparada, pero también tenía sus propios motivos: necesitaba que Rebecca supiera cuidarse y que su relación con él le permitiera actuar antes de que todo se desmoronara.

Durante las semanas siguientes, ambos comenzaron un entrenamiento más exhaustivo. Practicaban tiro, defensa personal, y revisaban distintos escenarios de emergencia. Entre bromas y retos, la práctica se volvió un desafío en el que ambos se esforzaban para superarse mutuamente. Ethan aprovechaba cada oportunidad para observar el progreso de Rebecca, y al mismo tiempo, pensaba en cada pieza que compondría su plan para el futuro.

El tiempo pasó rápido, y poco a poco, Ethan comenzó a formular una estrategia sólida para los próximos años. Sabía que la clave era estar preparado para los sucesos que vendrían. Con el dinero ahorrado, planeaba abastecerse de todo lo necesario y crear un sistema de refugio seguro. Su objetivo era claro: proteger a Rebecca, mantenerlos a ambos con vida y, llegado el momento, escapar de Raccoon City.

Una tarde, después de una sesión de práctica, ambos se sentaron en el sofá, cansados pero satisfechos. Rebecca lo miró con una sonrisa de complicidad.

—¿Sabes? Es extraño, pero nunca pensé que tendría a alguien apoyándome de esta forma —dijo, casi en un susurro—. Parece que somos un buen equipo, ¿no?