Chapter 16

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Pov Jimin

Cuando le respondí el mensaje sobre las galletas, lo hice sin esperar nada más. Fue solo un impulso, un acto tan natural que apenas me di cuenta de lo que había hecho hasta después. Sin embargo, menos de cinco minutos después, el teléfono vibró en mis manos. Miré la pantalla y su nombre apareció allí, llamándome.

Por un instante, mis dedos se congelaron. ¿Debería contestar? Me pasaron mil pensamientos por la cabeza, pero antes de que pudiera decidir lo que era mejor, ya había deslizado el dedo y atendido la llamada.

—Hola —mi voz salió más baja de lo que había planeado, casi como un susurro.

Del otro lado, el silencio se extendió por un momento, y pensé que tal vez él también estaba lidiando con la misma sorpresa, con los mismos nervios. Sentí mi pecho apretarse, esa mezcla de emociones tan confusas: el cariño, el enojo, el dolor, y esa chispa que nunca había logrado apagar del todo.

—Hola, Jimin —respondió al fin. Su voz sonó suave, casi aliviada.

Ambos permanecimos en silencio unos segundos más, y, aunque había mucho que quería decir, no encontraba las palabras adecuadas. Sin embargo, cuando él soltó una pequeña risa, esa tensión se rompió un poco, y algo en mí también se relajó.

—Entonces... ¿qué pasó con tus galletas? —pregunté, tratando de sonar despreocupado.

Escuché cómo soltaba una risa avergonzada al otro lado de la línea.

—Fue un desastre total —confesó entre risas—. No sé cómo lograste que siempre te salieran bien, Jimin. Creo que quemé la mitad, y la otra mitad sabe... —hizo una pausa, y me imaginé su cara, torciendo el gesto con desagrado—, bueno, digamos que están lejos de ser comestibles.

Sonreí y, por primera vez en mucho tiempo, sentí que estábamos como antes, riéndonos de nuestras pequeñas tonterías. Era extraño cómo, a pesar de todo, algo tan sencillo podía hacerme sentir en casa.

—Recuerdo la vez que casi incendiaste la cocina con tus intentos de "gourmet" —comenté, y él soltó una carcajada.

—¡Por favor, no me lo recuerdes! Creo que tus gritos de pánico me dejaron un trauma —dijo entre risas.

Nuestra conversación fluía sin esfuerzo, como si hubiéramos estado esperando este momento desde hacía mucho tiempo. Fue reconfortante hablar sin las tensiones ni las heridas abiertas que nos habían separado. Nos quedamos recordando momentos simples, pequeñas anécdotas y detalles que habíamos compartido en algún momento. Era increíble cómo, a pesar de todo lo que había pasado, esa conexión seguía ahí.

—Ha sido un mes extraño —murmuré cuando la conversación comenzó a tornarse más seria—. He estado yendo a terapia. Me ha ayudado a entender cosas... a entenderme mejor, creo.

Escuché un suave suspiro al otro lado.

—Yo también —admitió él—. Al principio pensé que no la necesitaba, que todo esto era algo que podría superar solo. Pero... me di cuenta de que tenía que hacer algo si quería mejorar.

Sus palabras resonaron en mí de una manera que no esperaba. Sentir que él también estaba pasando por su propio proceso, que estaba enfrentando sus propios miedos y errores, hizo que la distancia que sentía entre nosotros se redujera un poco.

—Quizá podríamos vernos pronto —dijo, con esa inseguridad tan poco común en él.

Sentí una mezcla de emociones encontradas, algo entre la expectativa y el temor. Pero, en lugar de cuestionar o analizar lo que sentía, simplemente me dejé llevar por el momento.

Remember Me- Au KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora