Chapter 20/2

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Pov Jungkook

El sol estaba alto en el cielo, y el aire fresco de la tarde nos acariciaba mientras caminábamos por el centro comercial. Jimin, con su habitual energía, parecía más animado que nunca, a pesar de los días agotadores que a veces nos tocaban. Estábamos en el séptimo mes de embarazo, y aunque a veces él se quejaba de la incomodidad de la pancita, hoy estaba radiante. La pancita, ahora redonda y más prominente que nunca, era el centro de toda mi atención, y lo que más me hacía sonreír.

Jimin llevaba una blusa ajustada que, aunque simple, hacía que la pequeña barriguita se notara con tanto orgullo, como si estuviera mostrándole al mundo lo que llevábamos dentro. Había algo en su forma de caminar, un toque de gracia involuntaria, que lo hacía parecer aún más adorable, como si llevar esa pancita lo hiciera brillar aún más.

—Jungkook, mira esta ropa para los bebés —dijo Jimin, señalando una tienda de artículos para bebés. Su voz era casi un susurro de emoción, como si fuera un niño viendo algo que deseaba por mucho tiempo.

Yo sonreí, sin poder evitarlo. Sabía que desde que supimos que serían gemelos, Jimin había comenzado a pensar en todo lo que necesitábamos. La lista de cosas para los bebés parecía interminable, pero siempre lo veía tan feliz, tan ilusionado, que no me atrevería a quejarme ni por un segundo.

—Jimin, ya tenemos todo —le dije suavemente, tomando su mano mientras caminábamos hacia la tienda—. Aunque, si necesitas comprar más cosas... —sonreí con ternura—, yo no me voy a quejar.

Jimin me miró de reojo, una sonrisa traviesa curvando sus labios.

—¡Es que tienen que tener lo mejor! —respondió con esa voz tan llena de convicción que, aunque tratara de decir lo contrario, sabía que no podía ganar. Me había convertido en el cómplice perfecto de su entusiasmo por preparar todo para la llegada de nuestros hijos.

Entramos a la tienda, y Jimin comenzó a señalar con los ojos brillando todo lo que veía. Era increíble cómo cada cosa le parecía fascinante, desde los pequeños calcetines hasta las cestas para pañales. La emoción en su rostro me hacía sentir una mezcla de admiración y ternura tan profunda que no sabía cómo expresarlo.

De repente, se agachó para mirar unos zapatitos pequeños, y ahí fue cuando su pancita, que había estado empujando hacia adelante de una manera tan adorable, lo hizo tropezar ligeramente.

—¡Oh, no! —exclamó, poniéndose la mano sobre la barriga, con una expresión exagerada de sorpresa—. ¡Mi pancita está comenzando a tener vida propia!

No pude evitar soltar una risa, porque, en efecto, su pancita parecía tener ganas de ir en todas las direcciones posibles.

—Cuidado, que esa pancita tiene más poder del que crees —le dije mientras lo ayudaba a equilibrarse, con la mano en su espalda, guiándolo suavemente.

Jimin levantó la cabeza y me miró con una sonrisa de pura felicidad. La risa se apagó un poco, y en ese momento, me di cuenta de lo mucho que me estaba mirando, como si estuviera buscando algo en mis ojos.

—¿Sabes? Me siento tan afortunado... —dijo, con la voz algo suave, mientras sus dedos tocaban su pancita, casi como si acariciara a los bebés—. Este bebé... estos bebés, son lo que siempre soñé. Y tenerte a ti a mi lado... es todo lo que podría haber pedido.

Mi corazón dio un salto al escuchar sus palabras. Sentí una oleada de ternura y, al mismo tiempo, una increíble gratitud hacia él. Siempre había sido tan sencillo estar con él, pero momentos como este, tan llenos de emociones y de pequeños gestos, me hacían querer darle aún más de lo que me pedía el alma.

Remember Me- Au KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora