015. La princesa Acosada Parte 1.

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Bethany y Hanako caminaban por los pasillos de la academia, sus pasos resonando suavemente contra el suelo de mármol pulido. Ambas sostenían bolsas de papel con las chucherías compradas en la tienda expendedora, el dulce aroma de los caramelos escapando de ellas y mezclándose con el aire fresco de la tarde. La academia, un lugar que reflejaba la opulencia de Polaris, estaba decorada con tapices antiguos y vitrales que capturaban la luz de manera mágica, dibujando sombras danzantes en las paredes.

—¡No puedes imaginarlo! —exclamó Hanako, agitando las manos con entusiasmo—. Amber y Hildegard estaban en clase de pociones y, de repente, Amber accidentalmente derramó un frasco entero de extracto de lirio de fuego en el caldero de Hildegard. La explosión dejó a Hildegard con cejas rojas y a Amber fingiendo que no fue su culpa. ¡Fue épico!

Bethany, con su cabello castaño rojizo ondeando tras ella, sonrió de medio lado, pero su mente estaba en otra parte. Sus ojos violetas se mantenían un poco nublados mientras caminaba sin prestar atención a la anécdota.

Hanako, al notar la distracción de su amiga, frunció el ceño juguetonamente y le dio un ligero empujón en el brazo.

—¡Hey! ¿Estás aquí o estás planeando la próxima vez que te metas en problemas con James? —bromeó Hanako, soltando una risa melodiosa que llenó el pasillo.

Bethany dejó escapar un suspiro dramático y puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se dibujó en sus labios. Miró a Hanako con una expresión de falsa seriedad.

—No, solo pienso en cómo Amber y Hildegard son un par de tontas —respondió, sacudiendo la cabeza—. ¿Cómo se las arreglan para ser tan... ellas mismas? —Bethany alzó una ceja con diversión.

Hanako estalló en risas, pero sus ojos miel captaron el interés de Bethany al ver el contenido de la bolsa que llevaba. Antes de que pudiera reaccionar, Bethany metió la mano y sacó un libro grueso, de tapas coloridas y brillantes. Era un manga de héroes modernos, con un dibujo estilizado en la portada que mostraba a un grupo de jóvenes luchando contra criaturas colosales.

—¡Espera! —Hanako soltó un chillido y alzó las manos, alarmada—. ¡Ese es de Haru! Seguro que lo puso en mi bolsa por error. No quiero que nadie piense que... que a mí me gusta esto.

Bethany arqueó una ceja, incrédula.

—¿Haru? ¿El Haru serio y disciplinado que parece que nació con una regla en la mano? —se burló, entre risas. Abrió el manga y ojeó las páginas—. Esto es genial. ¿Por qué lo esconderías?

Hanako se quedó callada un momento, sorprendida por la reacción de Bethany. Durante tanto tiempo había ocultado su amor por el manga, temiendo que sus compañeros la juzgaran, pero Bethany lo había tomado con tanta naturalidad que le devolvió la confianza.

—Bueno... es que no es algo común aquí. Y... —Hanako bajó la mirada, un leve sonrojo tiñendo sus mejillas—. Siempre me ha dado miedo que me vean como una rarita.

Bethany dejó de ojear el libro y miró a Hanako directamente, sus ojos violetas brillando con una mezcla de compasión y emoción.

—¿Rarita? —preguntó, esbozando una sonrisa—. Yo crecí en un pueblo donde un solo tomo de manga podía costar tanto como una semana de comida. No es tan raro, Hanako. De hecho, es más interesante que ver a Amber y Hildegard pelear por cosas ridículas.

Hanako parpadeó, un brillo de sorpresa y emoción encendiendo sus ojos. No solo era la aceptación de Bethany, sino la declaración de que lo encontraba interesante. Su corazón dio un pequeño brinco, y, por primera vez, decidió que quizás no debía esconder tanto esa parte de sí misma.

Intento de PrincesaWhere stories live. Discover now