Marie era la única amiga que había tenido quizás en toda mi vida.
En la villa, se había vuelto mi cómplice, solía distraerme enseñándome a hornear y hacía chistes sobre estar dispuesta a decapitar a Dante si este me lastimaba, pero a inicios de año, mucho antes de febrero, nuestra amistad se volvió estrecha.
Cuidé de ella cuando se vino abajo, la obligué a levantarse de la cama y junté sus pedazos cientos de veces. Al principio era peor que un espectro, un cuadro triste y abandonado, pero sabía que incluso con sentarme a su lado y abrazarla con fuerza mientras lloraba en su cama la estaba ayudando. Y ella me salvó a mí de caer en desgracia por la perdida de mi hermano, incluso me cortó el cabello en un intento por animarme aunque ambas estábamos rotas, quizás fue eso lo que nos volvió muy unidas. No sabía lo que era pasar tiempo de verdad con una amiga, pero sospecho que comer palomitas y ver películas mientras me hablaba de su juventud se le parecía bastante.
Estaba preocupada por su hermana, que había desaparecido ya hacía mucho, así que metí las narices en SSAM usando su tecnología de punta y descubrí que su hermana había sido asesinada por Aragog. Eso termino de partirle el corazón, la destruyó y a nuestra amistad, esas tardes que reíamos cuando lavábamos la ropa juntas se fueron apagando hasta que llegó ese día.
El día que todo se vino abajo.
—Me engañaste —Me miró con tal odio que retrocedí—. Dijiste que ellos nos encontraron por causalidad en Estados Unidos. Un informante anónimo, le llamaste, pero siempre fuiste tú. Tú traicionaste a Dante y revelaste nuestra ubicación.
La culpa me golpeó conforme fui consiente de lo que decía, la taza resbaló de mis manos y se estrelló contra el suelo, el té rojizo casi parecía sangre, de inocentes y culpables. Marie hablaba de cuando Isaías me grabó, revelando esa información a la inspectora. Mi estupidez puso en peligro a Sara, a muchos otros, incluyendo a Marie y a su bebé.
Un bebé que también había muerto.
Después de que le dispararan, hubo una hemorragia, el doctor dijo que debía priorizar sus esfuerzos por salvar a la madre. Desde que despertó, con los restos de un niño casi nacido que debía enterrar, sé que una parte de ella me detestó por no haber interferido, por no haber tratado de salvar a su bebé, pero fueron los médicos quienes tomaron esa decisión. Aún así, nunca lo dijo en voz alta, sabía que también estaba pasando por el luto y en lugar de echármelo en cara, se quedó a mi lado hasta hacernos inseparables.
Que me mirara ahora como si fuera la peor de las escorias era lo mínimo que me merecía, no podía culparla, de algún modo causé el efecto domino que terminó en su desgracia. Pero eso no significaba que no doliera, me preguntaba si así se había sentido Isaías cuando le dije que era un asesino, si así era desvanecer la confianza de alguien que ha creído en ti. No era tan distinto la forma en la que las mentiras de Dante me hicieron sentir en el pasado, entonces lo comprendí por primera vez.
Podemos amar a las personas y aún así romperlas sin querer. Y sentirnos mal por eso es tan válido como el arrepentimiento, aunque no siempre significa que merezcamos el perdón.
—Accedí a ayudarte con esto —algunas lágrimas surcaban su rostro—. A poner mi vida en riesgo porque te debía lealtad luego de todo lo que habías hecho por mí, pero nunca fue así... ¿No? Solo intentabas redimirte.
Yo no lo sabía, que Isaías me engañaría de esa forma, que conspiraría contra mí. No importaban las excusas, solo las consecuencias de mis actos. Su hijo murió porque yo abrí la boca, muchos murieron.
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Legado maldito [2.0]
Mystery / ThrillerContinuación de Legado Oscuro. Nicoletta ha seguido adelante, dejando atrás una vida que no quiere recordar, pero, ¿se puede olvidar el pasado si el hombre con el que te casaste vuelve a encontrarte? Con mentiras, traiciones y engaños sin resolver...