Nicoletta
Abro la puerta del dormitorio mientras dos hombres lo dejan caer sobre la colcha. Dante frunce el ceño, murmura cosas sin sentido y sigue sudando tanto que me apresuro a correr al baño del fondo y humedecer una toalla para limpiarle el rostro.
—El doctor ya está aquí —dice Ruslavok, acompañado del mismo hombre que curó mi mano antes.
El doctor deja su maletín en la orilla, se apresura a checar el corazón de Dante y extiende su brazo para sacarle una muestra de sangre con ayuda de una jeringa. Le abre los ojos con una linterna, parecen demasiado brillosos y rojos como para ser normales.
No puedo controlar la ansiedad que desborda mi pecho, me muevo de un lado a otro por la habitación, mordiéndome las uñas y esperando a que el doctor diga algo, lo que sea, pero cuando se gira a mirarnos tengo la certeza de que no será para nada bueno.
—Creo que fue envenenado, pero no estoy seguro. Mandaré a analizar su sangre y lo sabremos.
Paso una mano por mi cabello, eso no puede ser posible, ni siquiera comió ni bebió nada excepto... Me freno en seco, el corazón se me detiene.
—¿Dónde está Marcelo?
—Montando guardia en la entrada y... ¡¿A dónde vas?!
Ignoro el grito de Lynette, salgo echa una furia de la habitación, no sin antes tomar un arma del mueble, la cargo durante el camino y la sostengo con fuerza por lo bajo. Se supone que no puedo salir de la casa, ese fue el trato que hice con Dante, pero no me importa demasiado ahora mismo.
Algunos de sus hombres murmuran cosas sin sentido, otros me miran con sorpresa o furia, aunque siga con la peluca puesta, muchos de ellos sí me reconocen, pues estuvieron presentes en la boda y los días que viví con Dante.
Me detengo en la entrada, hay una enorme reja de acero grabada con la rosa de bordes filosos de la alianza. Marcelo y algunos otros hombres controlan la entrada de diversos vehículos y custodian desde una torre de vigilancia grisácea. Hay incluso un francotirador. Comienzo a subir las escaleras a pasos rápidos, el aire parece igual de furioso que yo y me agita el cabello sintético. Subo el último peldaño, los vigilantes me miran con extrañeza, pero Marcelo se acerca a mí con los brazos cruzados y el ceño hundido.
—¿Cómo está el jefe? ¿El doctor ya fue a...?
No le permito terminar, impacto mi puño con fuerza sobre su rostro, provocando que su cuerpo se tambaleé y su espalda choque con la orilla de la torre. Pierde el equilibrio y casi cae desde la altura, pero sujeto el cuello de su camisa para evitarlo y aún recargado sobre la orilla, apunto con el arma por debajo de su mentón, apretando los dientes.
—¿Qué le hiciste, miserable hijo de puta?
Los guardias que lo acompañan parecen en shock, pero no tardan en recuperarse y se debaten entre apuntarme o apuntarle a él. Es el más mayor de ellos el que toma la iniciativa de apuntarme.
—¿Qué cree que está haciendo? ¡Libérelo ahora mismo o..!
—Este hombre envenenó a Dante. No seré amable si es lo que piden.
—¿Qué? —Los ojos de Marcelo se desorbitan cuando quito el seguro del arma—. ¡Yo no hice tal cosa! ¡Jamás lastimaría al jefe!
—¡No seas cínico! Yo vi cuando le diste el agua, fue lo único que...
El hombre valiente suelta el arma y se abalanza sobre mí para apartarme, logrando que suelte a Marcelo, quien se separa llevándose una mano al cuello, donde le he dejado una ligera mancha rojiza por la boquilla del arma. Su mirada desdeñosa demuestra cuánto me aborrece.
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Legado maldito [2.0]
Mystery / ThrillerContinuación de Legado Oscuro. Nicoletta ha seguido adelante, dejando atrás una vida que no quiere recordar, pero, ¿se puede olvidar el pasado si el hombre con el que te casaste vuelve a encontrarte? Con mentiras, traiciones y engaños sin resolver...