𝑭𝒂𝒕𝒆 𝑮𝒓𝒂𝒏𝒅 𝑫𝒖𝒏𝒈𝒆𝒐𝒏

Capítulo 36

A lo lejos, Rider conducía su carro a baja altura antes de desembarcar con una Penthesilea quejumbrosa sostenida en brazos por una princesa. Los dos estaban discutiendo en una escena bastante divertida, pero contrastaba marcadamente con la situación que se vivía ante Saber.

Saber no sabía cómo ser padre o abuelo, y mucho menos entender qué debía hacer mientras observaba a Ais sollozar sobre la espada de plata frente a ella.

A su alrededor, la zona estaba en ruinas. Valles estrechos y profundos cubrían el paisaje, con escombros cortados a la perfección y mezclados con escombros molidos y tierra removida. Todo en un radio de una milla estaba en ruinas, lo que obligaba a quienes lo observaban a mirar desde más lejos.

Y en el centro estaban Saber, Ais y Bell Cranel, quienes parecían dudar sobre qué hacer ante las lágrimas de una chica.

Es cierto que la energía nerviosa y ansiosa que Bell mostraba era desagradable y agravaba aún más la situación. Después de todo, no había palabras de consuelo que Bell pudiera decir para mejorar mágicamente la situación.

Además, dentro del Corazón de Dragón que Saber había recibido de Sieg había un impulso de salvaguardar la pureza de cierta hija de los chicos.

Fue una auténtica sorpresa para Saber cuando se encontró levantando a Bell por la nuca y luego arrojándolo en dirección a Hestia.

Si Hestia atrapó a Bell o no estaba fuera del alcance de Saber.

Ahora eran sólo él y Ais.

Los recuerdos vinieron a su mente después de que Sieg le devolvió el Corazón de Dragón a Saber.

Los secretos de la mazmorra, el sentido de responsabilidad y la motivación que había llevado a Sieg a actuar a pesar de haber obtenido su propio y preciado deseo.

Un aspecto que Saber tuvo que dejar claro fue respecto a la mancha del Grial.

Al mirar el fragmento del Santo Grial que Sieg había estado sosteniendo antes de morir, Saber lo recogió sin dudarlo. Para gran alarma de los dioses y el grupo de asalto que observaban, la mancha dracónica sobre el fragmento del Grial intentó extenderse sobre Saber.

Se oían gritos distantes de «tonto» y cánticos mágicos en el aire, pero todo el ruido pronto desapareció.

Saber pulsó su energía mágica, y la propiedad Anti-Dragón anuló rápidamente la corrupción dracónica.

Lo que quedó fue un fragmento prístino que brillaba con un oro radiante en su palma. En su interior se encontraba el poder de materializar cualquier milagro que estuviera a su alcance. Riqueza, fama, gloria, lo representaba todo.

La verdadera corrupción no provenía del Grial, sino de la energía del Dragón Malvado que se había arraigado en él y estaba parasitando el poder para su propio beneficio.

Éste era el verdadero núcleo del Dragón Malvado.

El hecho de que el Grial estuviera fragmentado indicaba que algo debía haber sucedido.

Este Grial; no.

El Gran Santo Grial no era un grial contaminado, sino uno alimentado por un sincero deseo nacido de la humanidad y una suposición que se convirtió en un error.

Fue un viaje y una historia que comenzó en la cúspide del Lado Inverso.

Y donde había un Santo Grial, habría Servants que aparecerían con un propósito y sus propios deseos.

Un aspecto era correcto sobre la invocación de Saber y todos los Servants que habían atendido el llamado.

Dentro de la Mazmorra, residirían todas y cada una de sus aspiraciones.