Tan bonito como los cielos de Van Gogh

1. Tus colores

Desde el primer momento en que te vi, mi vida cambió de una manera que nunca creí posible. Era como si el mundo hubiera estado en blanco y negro hasta que tú llegaste y lo llenaste de color. Cada día desde entonces ha sido una nueva pincelada en el lienzo de mi vida, una obra maestra en constante evolución.

Recuerdo claramente esa primera vez que nuestros ojos se encontraron. El sol estaba saliendo y el cielo se llenaba de esos tonos cálidos y dorados que tanto amaba Vincent Van Gogh. En ese instante, sentí que mi vida, que hasta entonces había sido una serie de días grises monótonos, se transformaba en una explosión de colores vibrantes. "El color en un cuadro es como el entusiasmo en la vida", decía van Gogh, y eso es exactamente lo que trajiste a mi existencia: entusiasmo, pasión y una nueva perspectiva. Una pasión por comenzar un nuevo lienzo de mi vida.

Tus ojos, tan profundos y llenos de vida, a decir verdad ver tus ojos, era ver la noche estrellada renacer en tus pupilas. Van Gogh decía que "las estrellas son las luces en la oscuridad", y así te vi yo: una luz brillante en la oscuridad de mi rutina diaria. Cada palabra tuya pronunciada al azar, cada sonrisa, era como una nueva pincelada de color en mi vida, llenándola de matices y tonos que nunca había conocido. Debo confesar que verte una sola vez fue suficiente para hacer que me obsesionada con tus colores, esos colores tan hermosos que me invitaban a soñar.

"El amor es algo eterno; el aspecto puede cambiar, pero no la esencia", escribió van Gogh en una de sus cartas. Y así es como siento nuestro encuentro. Aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, la esencia de lo que trajiste a mi vida permanecerá para siempre. Has sido mi inspiración, mi muso y por eso te estaré eternamente agradecida.

Gracias por llenar mi vida de colores, por ser mi luz en la oscuridad y por mostrarme que la vida puede ser tan hermosa como una pintura de Van Gogh.