Tan bonito como los cielos de Van Gogh

9. Artistas en contacto

Después de la mágica noche de la fiesta de graduación, ambos sabíamos que no queríamos perder el contacto. Habíamos compartido algo especial, y aunque nuestra relación había tenido sus altibajos, había una conexión entre nosotros que no podíamos ignorar, había algo que nos conectaba, algo dentro de los dos, sabía que tú y yo debíamos ser mas que un boceto olvidado. Decidimos que, en lugar de apresurarnos, dejaríamos que nuestra conexión fluyera lentamente, como si estuviéramos pintando una obra de arte juntos.

Hablabamos durante horas, compartiendo nuestros sueños, miedos y esperanzas para el futuro. Fue en ese momento que acordamos que, aunque no sabíamos qué nos deparaba el destino, queríamos mantenernos en el museo del otro, viendo detenidamente cada obra de arte que componía su belleza y su esencia.

Decidimos que queríamos sentir cada momento, cada emoción, sin apresurarnos. Como un pintor que cuida cada trazo en su lienzo, queríamos construir nuestra relación con paciencia y dedicación. Sabíamos que el amor verdadero no se puede forzar, y que cada pincelada, cada momento compartido, añadiría profundidad y belleza a nuestra historia.

Nos prometimos mantenernos en contacto, escribirnos mensajes y encontrarnos siempre que pudiéramos. Queríamos que nuestro amor creciera de manera natural, sin la presión de las expectativas o el miedo al fracaso. "El amor es algo eterno; el aspecto puede cambiar, pero no la esencia", escribió van Gogh, y así queríamos que fuera nuestro amor: eterno en su esencia, aunque cambiara con el tiempo.

Cada día que pasaba, nos conocíamos un poco más, descubriendo nuevas facetas y matices en el otro. Era como si estuviéramos pintando juntos, añadiendo colores y detalles a nuestra obra de arte compartida. Y aunque sabíamos que el camino no siempre sería fácil, sin embargo estábamos dispuestos a recorrerlo juntos, con paciencia y amor. A corregir un error o enseñar una nueva combinación.