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Día siguiente

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Día siguiente

Desde lejos, escucho la señal sonar. Ando por los pasillos con una sonrisa en la cara mientras largo a todos los que pasan por mí.

Ventajas y desventajas de ser hija de Cenicienta.

Al entrar en la sala de esgrima, veo a la profesora Mulan separando el equipo, a su lado, apoyada en la mesa y masticando un chicle, Red me miraba con una sonrisa distuta.

No puedo creer que vaya a tomar las mismas clases que yo.

Miro a mi alrededor ignorando a la pelirroja, viendo a cada uno con una pareja, tratando de tomar el control de la situación.

- Chloe charming , ¡qué bueno verla aquí! - dice la profesora, llamando mi atención.

Me acerco a ella con pasos animados y sonrientes. Seguro que la esgrima es algo que me encanta hacer.

- el placer es todo mío - la miro y luego a la chica que se levantó detrás de ella y cruzó los brazos.

- todos ya están en sus lugares, solo quedan ustedes dos. Coloque el equipo - ella señala la pared donde guardaba el equipo.

Mi sonrisa muere al saber que voy a ser su doble, pero entiendo la orden y voy tras mi equipo, ignorando la presencia de red.

Después de que los dos estén listos, nos posicionamos uno frente al otro. Mulan dio las reglas y nos dijo que empezamos.

- Espero que estés lista para perder, princesa - con la sonrisa de victoria ya garantizada en los labios, red me mira con implicación.

No le respondo, solo bajo el casco de protección y preparo la espada.

Han pasado largos minutos y la disputa entre nosotros continúa. Pero es hora de poner fin a esto.

Cuando Red intenta golpearme, me esquivo, haciendo que su espada se agarre accidentalmente al suelo. Antes de que pueda cogerla de nuevo, le pongo la espada en el cuello, amenazando con cortarla, tanto que da varios pasos hacia atrás, parando contra la pared.

- parece que la gran futura reina de copas no es tan buena en todo - sonrío convencida mientras su mirada seria pesa sobre mí.

- no se equivoquen, eso fue solo un desliz - ella sonríe, con los dientes bien alineados.

- Te odio - tejo la espada contra el cuello.

- Créeme, te odio más - fue lo que dijo antes de arrancarme la espada de las manos.

Cuando me di cuenta, ya estaba en la pared, en el mismo lugar donde estaba ella.

- Nunca bajes totalmente la guardia a un villano, princesa - ella guiño antes de soltar la espada en el suelo.

- su cuello está sangrando - aviso, notando la gota de sangre roja ardiente como su cabello y sus labios.

- ¿Qué? - se pasa los dedos por el cuello, sacando el exceso de sangre del lugar. - No me lo creo - se vuelve hacia mí, enojada.

ENTRE CARTAS - CHLOEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora