Suspiro por cuarta vez, mirando fijamente el asiento del coche, recordando esa maldita escena que hizo que todo se desmoronara.
- No te pongas así, Red - escucho a mi madre hablar, pero no la miro. - podrás verla en unos meses, encontrarás una solución - pasa la mano por mi brazo, volviendo a estar tranquila en su lugar.
Suspiro una vez más, sin expresión, solo tratando de no recordar su llanto.
Todo lo que está pasando es una gran mierda. Se suponía que iba a ser otro día normal, pero no. Matteo le contó todo al abuelo de Chloe, y fueron a buscarme temprano.
Recuerdo que Chloe todavía estaba durmiendo, tan tranquila y serena que fui lo más rápido posible a abrir la puerta, pero creo que fue una mala idea.
Cuando vi a los guardias frente a la entrada de la habitación junto a mi madre, ya sabía lo que estaba por venir, no tenía otra opción, o arriesgaría la vida de la princesa. Así que acepté irme de Auradon, sin siquiera despedirme de ella.
Pero eso no durará mucho, pasaré meses solo planeando cada pequeño detalle para tenerla a mi lado, aunque tenga que acabar con ese reino fuleira.
Cuando el coche se detuvo frente al gran castillo del país de las maravillas, el guardia abrió la puerta, dejándome salir, luego haciendo una reverencia a mí y a mi madre.
Miro el castillo blanco con muchos detalles rojos, sintiendo una ola de sentimientos: culpa, nostalgia, miedo.. todo mezclándose como si fuera a acabar conmigo..
- Vamos, Red.. - me susurro a mí misma, empezando a seguir el camino hacia el castillo. - Tengo mucho que planificar - digo, siguiendo a mi madre.
...
- Vaya, ¿entonces la temida princesa de los corazones está enamorada de la princesa más encantadora de Auradon? - Maddox me mira sin creer lo que está razonando. - ¿y quieres ayuda para que yo, Maddox, te ayude a invadir el reino pronto? - deja su equipo sobre la mesa, girando su rostro para mirarme.
- ¡Exactamente, Maddox! - Me levanto del sillón, sacando la hoja que saqué de ese libro sobre el reino de Chloe. - aquí está todo lo que pude saber sobre allí - dejo la hoja sobre la mesa, llevándola hacia él.
Maddox se queda un rato mirando la hoja, haciendo sus muecas cuando está pensando. Me apoyo en la mesa, deseando que acepte ayudarme.
- la seguridad del castillo es muy pesada - me mira por encima de la hoja. - pero hay una manera de entrar - dice, haciéndome suspirar aliviada.- pero necesito tiempo para planificar el equipo para que lo uses - dice y estoy de acuerdo con la cabeza.
No me importa el retraso, solo quiero a Chloe conmigo.
- Es todo lo que necesito hasta mi coronación, entraré en el reino de Cenicienta en unos meses - comento, moviendo sus cosas. - Chloe se casará con él, y como su familia, tendré que estar presente, viéndola subir a ese maldito altar y decir un sí, aunque sea forzado - lo digo todo y Maddox solo escucha en silencio.
- no te preocupes, princesa, te haré rescatar a tu dama - me mira con calma y sacudo la cabeza de acuerdo.
Es todo lo que más quiero.
- Sabes que no me gusta que me llamen princesa, ¿verdad? - Pregunto, moviéndome por su habitación.
- Pronto será majestad, Red - me recuerda Maddox, haciéndome poner los ojos en blanco. - Tienes que irte ahora - aprieta un botón en su guante, haciendo que me tiren del tubo y caiga sobre mi cama.
- esta habitación aburrida otra vez no - murmuro, levantándome de la cama, yendo hacia la puerta.
Ando por los pasillos oscuros, viendo las miles de fotos de mi madre en la pared.
- Vaya, cuánta exageración - digo, antes de darme la vuelta y bajar la enorme escalera.
- Red, mira quién vino a verte - miro con aburrimiento a mi madre, y luego miro a la persona que está a su lado.
Era todo lo que me faltaba. ¿Qué está haciendo esta chica aquí?
- ¡Red! - tan pronto como termino de bajar los últimos escalones, Scarlett viene corriendo con los brazos abiertos, tratando de abrazarme.
— ¡o, o! ¡Sin abrazos! - Me alejo de ella, mirándola con desdén.
- Te gustaban mis abrazos - dice en un tono triste, pero sé bien que todo esto es falso.
- Nunca me gustó, siempre fuiste insoportable y hiciste lo que querías - digo, saliendo de ella.
- Red, mi amor, ten paciencia con Scarlett, la echaba de menos - miro a mi madre con desaprobación, cruzando los brazos.
- Está bien, majestad, poco a poco se acostumbrará a todo esto de nuevo - dice Scarlett, mirándome raro.
Si Chloe viera eso, ya podría considerarme una persona muerta.
Scarlett es la hija de Alice, vivía detrás de mí hasta que consenía lo que quería, siempre me encontraba escondida porque sabía que eso estaba prohibido. Antes de cambiar el tiempo, mi madre odiaba a Scarlett y a su madre, pero las cosas cambiaron y esta chica vivía aquí.
Incluso me gustaba, hacía lo que yo quería y a ella ni siquiera le importaba. Pero ahora, ahora solo pienso en Chloe cada segundo, pienso en cómo está y todo lo demás, no me importa en absoluto Scarlett.
- Las dejaré solas - mi madre se va y miro a la chica frente a mí, aún manteniendo la expresión cerrada.
- ¿Qué te pasó, Red? Es diferente - ella da un paso adelante. - antes de ir a Auradon de nuevo, no perdí el tiempo de arrastrarme a su habitación - pone sus manos en los bolsillos traseros de sus pantalones, sonriendo maliciosamente, que me da pánico.
- las cosas han cambiado, ya no me sirves - le ento una mirada sarcástica, que suelta una risa.
- ¿por qué? ¿Encontraste al amor de tu vida allí? - pregunta riendo, dando más pasos hacia mí.
- eso no es asunto tuyo - a la vista sin humor. - nadie te comió bien durante este tiempo, ¿verdad? ¡Sal de mi pie! - digo, haciendo que deje de acercarse.
- No, nadie puede hacerlo como a mí me gusta - ella sonríe de una manera extraña, haciendo que mi estómago se revuelva solo de imaginar a esta chica dándoselo a todo el mundo.
- Vaya, qué triste para ti, pero tengo mejores cosas que hacer - paso junto a ella, asegurándose de chocar con ella, saliendo del castillo.
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ENTRE CARTAS - CHLOED
FanfictionDespués de regresar al presente, Red y Chloe ven su supuesta amistad sacudida por el descubrimiento de que Chloe encantador recibió la mitad de los créditos por salvar a Auradon. La tensión entre ellas crece a medida que las disputas y las provocaci...