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- ¡¿Estás loca, chica?! - pregunto, mientras apoyo mis brazos en el suelo, levantándome un poco, ya que Chloe me impide levantarme por estar encima de mí

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- ¡¿Estás loca, chica?! - pregunto, mientras apoyo mis brazos en el suelo, levantándome un poco, ya que Chloe me impide levantarme por estar encima de mí.

- Estoy, y no viste ni la mitad, ¡ahora devuélvemelo! - dice en un tono autoritario, extendiendo la mano para que entregue su ensayo.

Oh no cariño, en verdad que no.

- No - trato de sentarme para deshacerme de la chica azul, pero ella no pierde tiempo en empujarme contra el suelo de nuevo.

- ¡Devuélveme esa mierda, Red! - ella fuerza sus manos contra mi brazo, acercando su cara a la mía, no pude evitar notar sus labios, que por cierto, son muy llamativos.

No pierdo el tiempo provocándola como siempre.

- si tanto querías sentarte sobre mí, solo pídeme que te dejara, charming- abro una sonrisa de provocación mientras veo sus ojos mirarme confundidos.

Sus mejillas adquirieron un tono rojizo, sus ojos se desviaron de los míos y fueron a la hoja que se había escapado de mis manos.

Sin esperar mucho, inclina su cuerpo sobre el mío, y finalmente consigue coger su hoja.

- Nunca querría algo así, eres patética - en un tono agresivo me lanza en la cara.

No digo nada, pero tampoco me quito la expresión de sarcasmo de la cara. La encantada se va de encima de mí y vuelve a su mesa.

Me siento en el suelo, pasando la mano por mi cabello, quitando los rastros de polvo.

- buena suerte entonces, princesa - me levanto del suelo y camino hacia la ventana.

Antes de saltar, mira hacia atrás, viendo que Chloe estaba concentrada en terminar su ensayo, a la princesita perfecta realmente le gusta seguir reglas.

Salto de la habitación y en cuanto caigo al suelo, corro hacia el bosque, dejando a Chloe atrás.

...

Ya habían pasado las horas dadas por Merlín de la detención, no volví a la habitación, sabía bien que las puertas de la detención se abrían con su magia.

Tan pronto como entro en mi dormitorio, veo los rizos bien terminados al otro lado de la habitación. Chloe no se dio cuenta de mi presencia, ya que seguía mirando su colección de zapatos de cristal.

Extremadamente exagerada.

Me acuesto en mi cama y saco la baraja de mi bolsillo. Empiezo a pasarlo de una mano a otra, concentrada en los corazones rojos sobre ellas.

- ah, has llegado - escucho la voz de la charming y a la vista, viendo que ya se había puesto uno de sus tacones de cristal en los pies.

No dejé de fijarme en cada detalle, un vestido azul largo que marcaba bien sus curvas, que son demasiado, por cierto. Sus largos rizos azules secos y acabados, su maquillaje con mucho brillo como a ella le gusta y su boca brillando con el brillo que usaba.

ENTRE CARTAS - CHLOEDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora