DC: Comienza como Superman femenina/Supergirl

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Tomar-Re, el Green Lantern asignado al Sector 2813 (el sector donde alguna vez estuvo ubicado Krypton), descendió flotando con un coraje inquebrantable, parándose directamente frente a Kara Zor-El. El Cuerpo de Green Lantern, que simbolizaba una voluntad y valentía inquebrantables, enfrentó su aura intimidante con una resolución inquebrantable.

Tomar-Re no era muy atractivo para los estándares humanos; sus rasgos se parecían a una mezcla entre un pájaro y un pez, nada que ver con el humanoide kryptoniano que estaba frente a él. Mientras Kara lo miraba, se preguntó si alguna vez había visto una figura tan extraña. Pero Tomar-Re no se inmutó, le ofreció una cálida sonrisa mientras se presentaba: "Soy un amigo de tu Casa de El"

La mayoría de las personas que no entendían la cultura kryptoniana confundían el emblema de la "S" con una simple letra, pero Tomar-Re lo reconoció instantáneamente como el emblema de la Casa de El, un símbolo de esperanza. La familia El era muy conocida en Kriptón, uno de sus linajes más antiguos y respetados.

Al ver que sus cejas se relajaban un poco, continuó: "Visité a tu familia cuando naciste, Kara Zor-El. Tu madre Alura y tu tía Astra eran generales del más alto calibre. De hecho, me ayudaron a detener a varios fugitivos en los sectores cercanos de Kriptón"

Ante la mención de su madre y su querida tía, la postura de Kara se suavizó un poco. Sería inusual que alguien fuera de Kriptón supiera esos nombres a menos que tuviera una verdadera conexión con su familia. Sin embargo, su sospecha no se borró por completo. Mantuvo la guardia y preguntó: "¿Dónde estabas cuando Kriptón estaba cayendo?"

Kara no buscaba venganza contra los transeúntes; sabía que no podía culpar a otros por la destrucción de su mundo natal. Sin embargo, si ella descubriera que algún Green Lantern o Guardian había jugado un papel en el destino de Krypton, o incluso simplemente lo había visto pasar sin intervención, no los perdonaría.

Tranquilo e imperturbable, Tomar-Re suspiró profundamente: "La verdad es que estuve a menudo en la órbita de Krypton, apoyando a la familia El cuando podía. Sin embargo, cuando tu tía Astra fue tildada de disidente, las tensiones aumentaron y mantuve mi distancia para evitar ser implicada. No obstante, seguí monitoreando Krypton desde lejos"

El rostro de Tomar-Re se volvió sombrío. "En los últimos días, descubrí un compuesto que podría haber estabilizado la corteza de Krypton el tiempo suficiente para la evacuación. Desafortunadamente, una llamarada estelar amarilla estalló cerca, dañando mi anillo. Cegado temporalmente, perdí un tiempo precioso. Para cuando regresé, Krypton ya se había... ido"

Mientras hablaba, Kara podía sentir su genuino arrepentimiento. El color amarillo, que debilitaba el poder de Linterna Verde, lo había obstruido, un hecho por el que no podía culparlo del todo. Su frustración con el destino de Kriptón persistía, pero sabía que tal vez, en su situación, Tomar-Re realmente no podría haber salvado su mundo.

"Kara Zor-El de Kriptón", intervino uno de los Guardianes con su tono frío e imparcial, "devuelve el anillo ahora"

Las cejas de Kara se fruncieron mientras se burlaba, "¿Crees que quiero esto?"

Con una sonrisa, alcanzó el anillo verde en su dedo. Pero para su sorpresa, no se movió. El anillo resistió su intento de quitárselo, brillando más fuerte a medida que su agarre se apretaba.

Cuanto más tiraba, más radiante se volvía la energía verde, resonando con la fuerza de voluntad de todo el Cuerpo.

"¡Alto!" gritó uno de los Guardianes abruptamente. "El anillo original de Linterna Verde se canaliza directamente hacia la fuerza de voluntad central del universo. Si esto continúa, ¡Oa podría estar en riesgo!"

Intercambiaron miradas preocupadas antes de que uno volviera a hablar: "Si el anillo la eligió a ella, debe haber una razón. Sin embargo, debería quitarse los anillos rojo y negro en su lugar"

Con un resoplido de resignación, Kara cambió su atención a los otros dos anillos en su mano derecha, intentando quitárselos también. Pero sus esfuerzos solo se volvieron más frustrantes cuando se dio cuenta de que ellos también se resistían.

Frunció el ceño y murmuró: "Debes estar bromeando. ¿De verdad no puedo quitármelos?"